Los acusados de traficar con speed en Laguna y La Cistérniga se incriminan entre ellos como estrategia de defensa

Los seis acusados de traficar con speed en las localidades vallisoletanas de Laguna de Duero y La Cistérniga, detenidos en el verano de 2014 en una operación policial saldada con la incautación de más de 3 kilos de dicha sustancia, han utilizado hoy como estrategia de defensa la incriminación entre sí, en el sentido de que todos se han declarado consumidores pero han apuntado en distintas direcciones a la hora de identificar al proveedor principal.

Los seis acusados de traficar con speed en las localidades vallisoletanas de Laguna de Duero y La Cistérniga, detenidos en el verano de 2014 en una operación policial saldada con la incautación de más de 3 kilos de dicha sustancia, han utilizado hoy como estrategia de defensa la incriminación entre sí, en el sentido de que todos se han declarado consumidores pero han apuntado en distintas direcciones a la hora de identificar al proveedor principal.

Así, durante la primera sesión del juicio iniciado en la Audiencia de Valladolid, donde los imputados se exponen a penas que en su conjunto se elevan a 39 años, ni siquiera se han puesto de acuerdo respecto de la propiedad de la mochila con los tres kilos de speed que la policía halló el 18 de julio del pasado año en una vivienda de la Urbanización Prado Boyal de Laguna que compartían las parejas formadas por Ángel David C.B. ('Angelillo') y Esther F.R. y, por otro lado, Óscar F.B. y la británica Beau G.S.L. ('Paula').

Y es que, Óscar, trabajador por aquellas fechas de Renault y 'pincha' en la discoteca 'La Fiestuki' de La Cistérniga, asegura, en declaraciones recogidas por Europa Press, que la mochila que tenía en su habitación se la había entregado su amigo y vecino de Arroyo Cristian M.G, quien le había pedido ese favor porque "la policía le estaba siguiendo la pista", ya que contaba en su haber con una sentencia condenatoria por idénticos hechos, mientras que este último niega la propiedad de la mercancía y sostiene que pertenecía al 'dj'.

Venta ocasional

Pero al cruce de incriminaciones se han sumado igualmente 'Angelillo' y Esther, que identifican a su compañero de piso Óscar F.P. como la persona que les abastecía de droga que luego, tal y como han confesado, vendían "ocasionalmente" a otro de los imputados, Israel de la R.M, cuando les sobraba sustancia.

La pareja mantiene también que todos los efectos hallados en la vivienda de Laguna para la distribución de la droga, desde básculas de precisión, alambres, bolsas termoselladas y sustancia de corte, pertenecían a Óscar, de quien aseguran que "pinchaba en La Fiestuki y allí se dedicaba a venderla".

Sin embargo, el 'pinchadiscos', tras replicar que todo lo hallado en la casa pertenecía a las dos parejas y era utilizado por los cuatro para "ponerse", ha negado dedicarse a la venta de sustancias y tan sólo ha reconocido haber suministrado en distintas ocasiones a un amigo, un tal Juan Carlos, pero por hacerle un favor.

Las pesquisas policiales, como así ha declarado el agente instructor de las diligencias, se iniciaron meses antes de la detención de los procesados a través de 'pinchazos' telefónicos y seguimientos a raíz de un intercambio inicial entre 'Angelillo' e Israel, a partir de lo cual la policía comprobó el trasiego de personas que acudía a la vivienda de Laguna y llegó a la convicción de que las dos parejas que ocupaban el inmueble habían montado un "pequeño punto" de distribución de speed que, supuestamente, les proporcionaba Cristian M.G.

De ahí las mayores penas solicitadas para las dos parejas y Cristian, en concreto siete años de prisión y multas de 300.000 euros, al considerar que integraban un grupo, mientras que Israel, considerado comprador esporádico, se expone a una condena de cuatro años y una multa de 1.950 euros.

En el caso de este último, el propio policía que instruyó el atestado no ha tenido reparo alguno al mostrarse "convencido" de que el procesado adquiría la droga para su propio consumo y el de su esposa. De hecho, el aludido ha apuntado que cuenta con un negocio de fruta con el que se gana la vida y que debido a las maratonianas jornadas de trabajo se veía obligado a consumir speed a diario.

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