Personajes de ficción con unos kilitos de más y sin complejos en el Día Internacional sin Dietas

  • Desde 1992, todos los 6 de mayo se celebra el Día Internacional sin Dietas.
  • Este día representa la lucha contra la discriminación del peso corporal, la aceptación de uno mismo tal y como es y el rechazo de las dietas milagro.
  • La ficción se ha esforzado durante décadas en demostrar que se puede ser plenamente feliz, interesante y atractivo o atractiva con unos kilos de más.
Hurley ('Perdidos'), Tracy ('Hairspray'), Russell ('Up'), Amy la gorda ('Dando la nota'), Gordi ('Los Goonies') y Obélix.
Hurley ('Perdidos'), Tracy ('Hairspray'), Russell ('Up'), Amy la gorda ('Dando la nota'), Gordi ('Los Goonies') y Obélix.
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Hurley ('Perdidos'), Tracy ('Hairspray'), Russell ('Up'), Amy la gorda ('Dando la nota'), Gordi ('Los Goonies') y Obélix.

En esta sociedad, en la que la publicidad nos acompleja con guapos y jóvenes hombres musculados y bellísimas mujeres de curvas imposibles sin una pizca de grasa, y en este momento, en el que los gimnasios se abarrotan de gente obsesionada con la operación bikini, aún hay hueco para la cordura, que llega en pequeñas pero necesarias dosis tales como la celebración, el día 6 de mayo, del Día Internacional Sin Dietas.

Lejos de promover la obesidad, este día anima a las personas aceptarse tal y como son, a eliminar las obsesiones con los estereotipos y los cánones de belleza actuales. Este movimiento nació en 1992, cuando la feminista británica Mary Evans Young decidió luchar contra la industria de productos dietéticos y alertar al mundo sobre los peligros de la anorexia nerviosa. De este modo, aparte de luchar contra la discriminación del peso corporal, el Día internacional Sin Dietas también combate los desordenes alimenticios y advierte sobre los peligros de las llamadas dietas milagro.

Es cierto que, llegado a cierto punto, el sobrepeso no es sano, pero la obsesión con los kilos de más puede ser aún más peligrosa. Se puede ser gordo y feliz, carismático y divertido. La ficción nos lo ha recordado en innumerables ocasiones con algunos de los personajes más entrañables de la literatura, el cine, la televisión y los videojuegos.

Ya Miguel de Cervantes supo establecer, en la figura de Sancho Panza, uno de los estereotipos que más se han repetido desde entonces, el del gordito entrañable y bonachón. El escritor dibujó al escudero de Don Quijote como un hombre sencillo, de buen corazón y gran lealtad. Él aportaba además un toque cómico a la historia, un caracter humorístico que desde entonces casi siempre se ha ligado a los personajes orondos.

El mejor ejemplo de esto es Hardy, el famoso gordo del dúo cómico El Gordo y el Flaco. Su estilo de humor exagerado era similar al del cómic y los dibujos animados, que es donde más se repite esa figura del personaje gordo y adorable, con representantes tan célebres como Obélix. ¿Quién no adora a este glotón y corpulento galo que de pequeño cayó en la marmita donde Panorámix preparaba la poción mágica? Hasta los romanos acabaron cogiéndole cariño a sus mamporros. El compañero de Astérix no soporta que le tachen de gordo y suele defenderse diciendo que está "rellenito" o que es "bajo de pecho".

Otros gordos animados inolvidables son Shrek, un ogro que esconde un gran corazón bajo capas de antipatía, Po, el torpe pero bienintencionado protagonista de Kug-Fu Panda, y Russell, el rechoncho y tierno boy scout que acompaña al anciano Carl Fredricksen en la película de Pixar Up. En televisión, destaca Homer Simpson, prototipo de padre de familia estadounidense con algo más que tripita cervecera. Aunque el bueno de Homer tiene no poca competencia en Springfield, donde Matt Groening colocó a multitud de vecinos con cierto exceso de grasa: el agente Wiggum y su hijo Ralph, Barney Gumble, Krusty el payaso, Tony el Gordo, el dueño de la tienda de cómics...

De carne y hueso

Las series de acción real también han dejado para el recuerdo algunos personajes obesos que ya han pasado a la historia de la pequeña pantalla. Ese es el caso de Hurley, uno de los náufragos más queridos de la ya mítica Perdidos, ganador de un premio millonario de la lotería y atormentado desde entonces por una racha de mala suerte. Aunque los ejemplos más abundantes se encuentran en comedias como Roseanne, protagonizada por los voluminosos Roseanne Barr y John Goodman, Cosas de casa, donde el inolvidable Carl Winslow era la pareja cómica perfecta de Steve Urkel, El príncipe de Bel-Air, con un severo tío Phil (interpretado por el recién fallecido James Avery) o Cheers y su entrañable Norm.

Pero no todos los personajes obesos se hacen populares por ser tan simpáticos y adorables como el Piraña de Verano azul, Gordi, el niño rellenito de Los Goonies, y Bastián, que en el libro La historia interminable es descrito como un chico gordo. Otros lo logran más bien por lo contrario, su antipatía, su mal genio, su humor ácido o incluso su estupidez.

Uno de los personajes que mejor encaja en esta categoría es Eric Cartman, de South Park. Es temperamental, egoísta, cruel, xenófobo, racista, casi psicótico... y aun así encantador. No lleva bien que se metan con su obesidad y suele decir que en realidad tiene huesos anchos o que es "fuertecito". Peter Griffin añade a esa falta de sentido ético, un nivel de estupidez extremo. Menos radical es el carácter de Wario, el némesis regordete, gamberro y divertido de Super Mario.

Por último existe un tercer estereotipo muy abundante, el del villano orondo.  Se trata de personajes obesos que, pese a ser malvados, rebosan carisma: Pete (el archienemigo de Michey Mouse), el Pingüino (criminal de Gotham a menudo enfrentado a Batman), Dr. Robotnik o Eggman (villano de los juegos de Sonic), Jabba el Hutt (el grueso gusano alienígena de Star Wars)... Tony Soprano, pese a no ser estrictamente un villano en el sentido tradicional, tampoco representa el mejor ejemplo a seguir.

Curiosamente, existen muy pocas mujeres obesas en la ficción, tal vez por un excesivo cuidado con asuntos tan delicados como la anorexia y los trastornos alimenticios en niñas y adolescentes. Entre los escasos ejemplos, destacan los papeles de villana (la Reina de Corazones y Úrsula, de La Sirenita) y de anciana (el hada madrina de Cenicienta). En España, Ibáñez ignoró los prejuicios y convirtió a la exuberante señorita Ofelia en un personaje habitual de Mortadelo y Filemón.

Entre los escasos ejemplos de chicas felices con sus kilos de más se encuentran Tracy Turnblad, la vital protagonista del musical Hairspray, y la divertidísima Amy la gorda de Dando la nota y su inminente secuela. Seguro que a ambas les encantaría el exitoso tema de Meghan Trainor, All About That Bass, un canto a los cuerpos femeninos con curvas que se ha convertido en una de las canciones de más éxito del último año.

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