En vísperas de la cumbre de los líderes del G-8, el discurso de Bush estuvo a caballo entre el intento de suavizar la tensión entre ambas potencias y las críticas directas hacia Putin por la involución del país en cuanto a avances democráticos se refiere. «En Rusia se han frustrado reformas que habían prometido dar más participación a los ciudadanos, lo que tiene implicaciones preocupantes para el desarrollo democrático», afirmó Bush durante una conferencia pronunciada en Praga.
A pesar de ello, Bush también intentó tender puentes hacia el Kremlin: «Parte de una buena relación es la capacidad de hablar abiertamente sobre nuestros desacuerdos», afirmó Bush.
En su discurso, recordó que la guerra fría ha concluido y dijo que Rusia no debe «temer» por ese sistema, porque no está dirigido a neutralizar sus misiles, sino a los que lancen países «renegados».
Bush tratará directamente estas razones con Putin en un encuentro que tendrán mañana dentro de la cumbre del G-8. «Mi mensaje será, Vladimir, le llamo Vladimir, no deberías temer el sistema defensivo, de hecho, ¿por qué no cooperas con nosotros?», explicó Bush, quien propuso a Rusia que envíe militares y científicos a EE UU para conocer el proyecto.
Las críticas de la Casa Blanca a la forma de gobierno de Putin han enfriado la relación entre ambos países, así como el desacuerdo sobre el futuro de Kosovo y, especialmente, el plan del escudo estadounidense, que llevó el lunes al presidente ruso a amenazar con apuntar con sus misiles a Europa si sigue adelante.
Agradecimiento a Aznar
Bush abrió su discurso con un agradecimiento a las personas que «concibieron» la idea de la conferencia: el ex presidente del Gobierno español José María Aznar, el ex presidente checo Vaclav Havel y el ex ministro israelí Natan Sharansky. El presidente de EE UU añadió que son «tres de los mayores promotores de la libertad de nuestro tiempo».
La otra cumbre
El movimiento antiglobalización inició ayer una contracumbre de cara a la reunión del G8 que ha arrancado hoy. Durará tres días y ha sido convocada por organizaciones como Oxfam, Greenpeace y el grupo antiglobalización Attac, además de sindicatos y asociaciones religiosas. Es el principal acto en contra de la cumbre del G-8 en la ciudad alemana de Heiligendamm y los organizadores se han propuesto distanciarse de los grupos violentos que ya el sábado pasado en Rostock protagonizaron enfrentamientos con la Policía. «Buscamos la confrontación con las palabras, no a pedradas», declaró Karsten Smid, de Greenpeace.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios