En un momento en que las empresas encuentran con grandes dificultades para conseguir que los bancos les presten dinero para sacar adelante sus iniciativas, el crowdfunding gana mercado en España y se convierte en una alternativa a los préstamos bancarios para emprendedores.

Un claro ejemplo de ello es “Garnacha vella”, una iniciativa que pretende recuperar una hectárea de viñedo de la denominación Valdeorras con 700 cepas de la variedad de uva garnacha tintorera con 120 años de antigüedad.

Su promotor Javier García Arias, un joven empresario gallego, hijo y nieto de viticultores, ha lanzado la idea a través de la plataforma de internet Lánzanos bajo el lema Cepas del siglo XIX, vino del siglo XXI.

El objetivo era conseguir una financiación de 9.000 euros a través de pequeñas aportaciones de 20, 50 y 100 euros. A cambio de ese dinero los “microfinanciadores” conseguían una botella del primer vino de crianza obtenido con las uvas de las cepas si aportaban 20 euros y dos botellas si aportaban 50.

Si la aportación era de 100 euros conseguían seis botellas además de otros beneficios adicionales como poner su nombre a una cepa, ver su nombre en el cuadro de honor de la bodega o el derecho a visitar la finca en época de vendimia. La iniciativa Garnacha Vieja, que consiguió con creces el dinero solicitado, es sólo uno de los diez proyectos diarios que gestiona la plataforma Lánzanos.

Pionera del crowdfunding en España y una de las primeras a nivel europeo, Lánzanos ha recaudado más de tres millones y medio de euros desde 2010. Su proceso de recaudación comienza con la presentación del proyecto a la plataforma que estudia su viabilidad. Si el resultado es positivo el proyecto aparece en su página de internet a la que tienen acceso todos los usuarios que podrán hacer sus aportaciones a cambio de una recompensa.

Las iniciativas, que tienen una duración limitada, llegan a su fin cuando se recauda la totalidad de lo previsto. En caso contrario no se cobrarán las aportaciones realizadas y los donantes no tendrán derecho a la recompensa comprometida en un primer momento.

Además de este tipo de financiación, conocido como donación, en el que el financiador aporta su dinero a cambio de pequeñas recompensas, existen otras dos variedades de crowdfunding: equity y lending.

En el primero los interesados reciben participaciones de la empresa a cambio de su dinero. El segundo se puede considerar un préstamo o un crédito que la empresa se compromete a devolver.

En España el mercado español de la financiación alternativa se ha triplicado en solo un año, y ha pasado de 19 millones de euros en 2013 a 62 millones en 2014.

Este dato, extraído de un estudio del Centro para Financiación Alternativa de Judge Business School en la Universidad de Cambridge, se completa con el del crecimiento de este sector en Europa durante 2014 que creció un 114% y alcanzó la cifra de 3.000 millones.

A pesar de las oportunidades que genera el crowdfunding, España no tiene una legislación específica sobre el tema. Para llenar el vacío se aprobó la Ley de Fomento de la Financiación Empresarial que pone un límite de 3.000 euros, con un máximo de 10.000 por año, a las aportaciones de inversores particulares.

En cambio los profesionales no tendrán topes, aunque las empresas no podrán solicitar más de dos millones de euros por campaña, cifra que se eleva a 5 si todos los inversores son profesionales. Estas limitaciones afectan solamente al crowdfunding tipo lending y al equity que son supervisados por la CNMV.

Las donaciones en cambio no estarán reguladas ya que se consideran un intercambio entre las partes y estarán sujetas a la emisión de factura.