"He conocido casos de chicas jóvenes que han muerto esperando una donación".

Éste fue uno de los primeros pensamientos que pasaron por la cabeza de Ricardo Quiroga (53 años, residente en la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre) cuando leyó el lunes en la edición impresa de 20 minutos que la familia de una adolescente de 16 años buscaba donantes de médula ósea a través de una página web (www.amigosdepati.es ).

Unas 1.500 personas ya se han registrado en ella.

Rodrigo no conoce a la enferma, Pati, de Montblanc (Tarragona), que sufre leucemia. Ni sabe exactamente qué tipo de intervención es necesaria para que él pueda prestar un ápice de su médula ósea.

Ignora que ya no es necesario efectuar las peliagudas punciones lumbares de antaño para efectuar la donación, como se afirma en la web creada por la familia de Pati; basta con un medicamento y una especie de autotransfusión de sangre posterior en la que se captura la sustancia que diferencia la vida de la muerte para muchos leucémicos.

A pesar de todo lo que Rodrigo no sabe, sí sabe que la idea de donar "le salió sola". "Hace dos años salí de una depresión muy grave y me convencí de que si podía ser solidario, iba a serlo", ha afirmado a este periódico. Aún no ha contactado con los allegados de la paciente Pati.

"Soy donante de sangre. Esta tarde iré a que me saquen y preguntaré dónde tengo que acudir", cuenta este vigilante de seguridad casado y con hijos. "No me he pensado mucho lo de donar. La idea me salió sola".

Lo primero que Rodrigo tendrá que entregar es una muestra sanguínea, que deberá ser analizada en un centro especializado para comprobar si su médula es compatible con la de Pati... o con la de cualquier otra persona que pueda necesitar un pedacito de vida.