El escritor Javier Marías ha mantenido en Bilbao que el erotismo, en la literatura, "no da para mucho" y supone "uno de los mayores retos" que se le plantea a un escritor y una "derrota segura" para casi todos ellos.

Javier Marías (Madrid, 1951) ha participado en la presentación de la octava edición del festival literario de Bilbao Gutun Zuria.

El autor de Corazón tan blanco ha comentado también que no le extraña que se pueda echar de menos el erotismo en la literatura actual "de calidad", porque cree que incluir "escenas sexuales en una novela es de lo más difícil".

"Es uno de los mayores retos que se le plantea al escritor -ha agregado-, pero un reto perdido, desde mi punto de vista, con leves excepciones, y una derrota casi segura para casi todos los escritores, porque es un campo de sota, caballo y rey, por así decirlo".

"Puedes introducir un poco más de sadismo, un poco más de masoquismo y un poco más de tal, pero creo que en el fondo es una cuestión que, con demasiada frecuencia, propicia que los escritores se pongan o cursis y pseudopoéticos, lo que suele ser un desastre", ha indicado.

E incluso, ha continuado, "casi obstétrico; es decir, que (los escritores) intentan ser muy objetivos y sobrios en las descripciones, y entonces te parece que estás en el ginecólogo".

Se ha mostrado partidario, por ello, de "volver a la vieja escuela de insinuar y no mostrar tanto, y también de imaginar lo que vas a contar, como si le hubiera ocurrido a uno de tus personajes de ficción".

"Una de las cosas que echo en falta en el sexo y las escenas eróticas en las novelas actuales es precisamente eso: la imaginación en eso", ha remarcado.

"Es verdad que han caído muchos tabúes y que no hay ningún problema ya en hacer las descripciones más crudas o implícitas, pero lo que se ha perdido es la capacidad de imaginar lo que no ha sucedido aunque haya sucedido".

Ha criticado también que, hoy en día, "hay una especie de inflación de novelas eróticas; lo que pasa es que, por lo que tengo entendido, la mayoría de ellas son de escasa calidad".

También ha señalado que "hay una especie de celebración en las sociedades occidentales de ese tipo de novela estrictamente erótica cuando no que se desliza hacia el porno suave y cada vez menos suave, normalmente con un lenguaje bastante impasable".

"Y luego está el fenómeno de las 50 sombras de Grey, que ha generado una ingente cantidad de secuelas, de imitaciones y de copias", ha agregado en referencia al fenómeno editorial del último año.

"Si durante mucho tiempo este territorio estuvo poco explorado, en cambio ahora esta superexplotado", ha enfatizado.

"Y, por tanto, -ha agregado-, es cada vez más difícil no incurrir en alguna de las escenas baratas o grotescas y con pretensiones, como pueden ser, desde mi punto de vista, las de Philip Roth, un autor que se menciona para el Premio Nobel todos los años y que tiene muchísimo prestigio, pero yo creo que le sale fatal y se empeña en hacer muchas escenas de este tipo en sus novelas".