El genio renacentista Leonardo da Vinci aunó arte y ciencia para retratar con minuciosidad el mundo que le rodeaba. Lo hizo, y esa fue su grandeza, con "ojos nuevos" que intentaban abarcar la "unidad del conocimiento". Fue tan ambicioso en la búsqueda de un punto de encuentro entre el arte y la ciencia que practicó e investigó en la pintura, la escultura, la ingeniería, la arquitectura, la anatomía, la música, la poesía, la escenografía, el urbanismo, la filosofía, la botánica y hasta en el diseño de maquinarias y artilugios que avanzaron ideas tan adelantadas en el tiempo como el helicóptero, el submarino, el carro de combate y el automóvil... Murió a los 67 años, convencido de que había sido un esfuerzo vano, porque no conceden suficiente vida a los hombres para tamaña empresa.

El Palacio Real de Milán acoge hasta el 19 de julio la exposición Leonardo da Vinci 1452-1519, la mayor muestra organizada nunca en Italia sobre el genio polímata. La exposición permite entender el epitafio escrito en latín en la tumba del primer humanista que busco la síntesis del conocimiento total: "Leonardo de Vinci, ¿qué más se puede decir? Su genio divino y su mano divina le merecieron expirar sobre el pecho de un rey. La virtud y la fortuna velan, premio a los grandes gastos, en este monumento que le corresponde". Según dejo dicho como última voluntad, sesenta mendigos siguieron su séquito fúnebre antes de ser enterrado en una capilla francesa. Deseaba que los desposeidos también le acompañaran.

La exposición repasa de manera transversal y en doce secciones —la página web especial sobre la muestra permite un acercamiento virtual bastante completo e informativo, aunque sólo en inglés e italiano— la trayectoria de un ser humano obsesionado con una sola labor —no se casó ni tuvo hijos, no le queda tiempo para lo mundano— con una entrega cercana a la neurosis: establecer un diálogo entre el arte y la ciencia que englobase también las enseñanzas de la historia y de otras disciplinas de las humanidades. Puede decirse sin exagerar que fue el primer workaholic (adicto al trabajo).

La "versatilidad" pasmosa de Leonardo queda patente en las 200 piezas que se exhiben: desde pinturas y esculturas hasta estudios anatómicos, proyecciones de máquinas de guerra o gran variedad de tratados. En Milán estará a la vista el prodigioso Codex Atlanticus, recopilación final en 12 volúmenes y más de mil páginas en la que intentó compendiar gran parte de su obra escrita.

El repaso integral al trabajo de Leonardo en todos los frentes es un "factor de originalidad" de la muestra, explicó a Efe durante la presentación la comisaria Maria Teresa Fiorio, quien adujo que las muchas exposiciones precedentes se han centrado en aspectos puntuales o cronológicos del artista. "La muestra ha sido muy meditada y creo que puedo afirmar que cuenta con un aspecto de originalidad. Aunque se han hecho muchas muestras temáticas sobre el artista (...), en esta exposición hemos querido aunar múltiples temáticas que configuran la mentalidad de Leonardo", señaló.

Da Vinci, toscano de nacimiento, vivió dos décadas en Milán, a la sombra del poderoso ducado de la dinastía Sforza, y los organizadores han decidido aprovechar la circunstancia biográfica para presentar la exposición como aperitivo a la Exposición Universal que arrancará el uno de mayo en esta ciudad del norte de Italia.

Leonardo da Vinci 1452-1519 hace hincapié en el carácter del creador como estandarte de la cultura y las inquietudes del Renacimiento. Aunque en el inventario de obras no está la Gioconda, que el Louvre no ha prestado nunca —sí se pueden ver, en el tramo final, versiones u homenajes a la obra de artistas tan dispares a Leonardo como Duchamp o Warhol—, hay pinturas tan admirables como Retrato de Dama (1493-1495), que representa supuestamente a Lucrezia Crivelli, amante del duque de Milán, Ludovico El Moro Sforza, o una Anunciación (1472-1515). Ambos llegan cedidos, estos sí, por la pinacoteca parisina.

Los organizadores han querido hacer especial hincapié en la "sagaz observación del mundo" que practicó Leonardo, que todo lo veía, desde los fenómenos atmosféricos hasta los perfiles anatómicos, con "ojos nuevos", una manera integral de entender que causó una profunda influencia en sus contemporáneos y en las generaciones posteriores.

La exposición, para hacer más notable la proyección del artista, coloca obras del maestro al lado de otras de diferentes creadores para demostrar el alto "grado de perfeccionamiento" que Leonardo consiguió.