Espinardo abre 2 cuentas para repatriar a un rumano muerto

Tenía 28 años y vivía en la pedanía de Murcia hasta que un español vecino suyo lo mató mientras comía pipas en un banco.
Los vecinos de Espinardo (Murcia) están haciendo una colecta para reunir fondos y poder repatriar el cuerpo de un rumano que falleció la pasada semana, víctima de una puñalada. Se llamaba Vasile, pero sus amigos españoles del bar El Pipa, de la calle Mayor de Espinardo, le tradujeron rápido el nombre: Basilio. Tenía 28 años y era de los fijos, desde hace tres, siempre que jugaba el Barça. Para él, nada superaba un regate de Ronaldihno o un gol de Samuel Eto‘o.El domingo 27 de marzo, Vasile estaba sentado, comiendo pipas, en un banco de la calle Calvario frente a la farmacia. Le acompañaban un amigo y una chica. Eran las 21.45 horas.

Fue entonces cuando se le acercó un joven de 19 años, vecino de la pedanía. No se sabe qué pasó, pero Vasile cayó muerto, de una puñalada por la espalda. Sus tres hermanos se echan ahora a la espalda los problemas para repatriar el cadáver y darle sepultura en Rumanía.

Vasile no tenía papeles y eso, unido a la precariedad económica de sus hermanos, complica los trámites.

Por eso, los vecinos de Espinardo, que compartían la obsesión de Vasile porque el FC Barcelona ganara la Liga, han decidido ayudar a la familia y han colgado varios carteles en la puerta del bar El Pipa.

Se necesitan, como mínimo, 4.000 euros. Cáritas ya ha abierto una cuenta en Cajamurcia, con 300 euros de fondo. La funeraria Arco Iris, donde aún se conserva el cadáver, ha abierto otra en La Caixa. En ambos hay que aclarar que es a nombre de Vasile. Mañana es el último día para hacer los donativos.

Albañil o cerrajero, lo que salía

Vasile había trabajado de albañil y cerrajero. «Hacía lo que salía», cuentan sus amigos. El joven de etnia gitana que lo apuñaló había discutido en otra ocasión con Dani, el hermano menor del fallecido. Cuentan los amigos de Vasile que Dani se fue de Espinardo «porque tenía miedo». Él dice que se fue para estar más cerca de su trabajo. Dani fue el primero de cuatro hermanos que llegó a España. Vino hace cinco, con 17, y trabajó duro para ayudar a su hermano Vasile a labrarse un futuro en Murcia. Ahora tiene que llevar el cadáver de vuelta a sus padres.

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