No es que se fumen una clase o dos, es que sus profesores casi no los conocen. Son los 5.797 chicos y chicas que engrosan las filas del absentismo escolar, lo que supone el 1% de los casi 600.000 estudiantes entre 6 y 16 años que hay en la comunidad.

La capital se sitúa a la cabeza de este problema, con 4.142 alumnos multirreincidentes (1,6% del total), según datos de la Comunidad del curso 2005-2006. Del resto de la región, en el norte hubo 69 casos, 286 en el oeste, 397 en el este y 903 en el sur.

Las cifras del absentismo han subido un 10% en un año (el curso anterior hubo 5.281 casos), pero Educación lo achaca no a que los chavales falten más, sino que ahora hay más mecanismos para detectar las pellas.

En la capital, los distritos más afectados, año tras año, son Villaverde y Vallecas. «En el sur es donde hay más población desfavorecida y las familias no ven la importancia que tiene la educación», explica M.ª Antonia Casanova, directora de promoción educativa de la Comunidad.

Sobre todo en secundaria

En la capital, 44 educadores y 144 policías buscan a los absentistas en sus casas y en la calle. «El año pasado llevamos a clase a 499», dice el responsable de los agentes tutores de Madrid, Óscar de Santos. La mayoría de los que faltan a clase a menudo (uno de cada cuatro estudiantes hacen pellas alguna vez, según el Defensor del Menor), están en secundaria.

El colectivo gitano es el que ostenta el mayor porcentaje de absentismo, un 21%.

Pellas, pirola, rabona...

Faltar a clase es algo generalizado en todo el país y recibe nombres distintos en cada región. Los estudiantes madrileños lo llaman hacer pellas. Los alumnos catalanes hacen campana; los andaluces, rabona o rata; los valencianos hacen futxina y se pelan las clases. Para los aragoneses es hacer pirola lo que para los murcianos es fumarse y fugarse las clases, y en Euskadi lo llaman hacer pira.

Ellos hacen novillos

Jorge. 16 años, alumno de 4º de la ESO. «La primera vez que hice pellas tendría unos 14 años o así. Falté a una clase para irme con mis amigos a la calle. Entre los profesores hay de todo. Algunos pasan de nosotros y otros, sin embargo, llaman a tu casa si faltas. Los policías tutores solo actúan si hay peleas, y hay bastantes después de clase. Yo no conozco a nadie a quien le haya traído la Policía a clase de la calle por hacer pellas».

Adriana. 17 años, alumna de 1º de bachillerato. «Hago pellas desde los once años. No es algo de lo que se hable en casa, con los padres, pero se lo imaginan. Aunque mientras apruebes, no dicen nada. Nos vamos las chicas a comprar ropa, que venden camisetas a tres euros. O también al parque, y muchos van a dormir y a estudiar a sus casas, sobre todo ahora antes de los exámenes. Aquí, si faltas a 12 clases te mandan ya una carta a tus padres».

Jonathan. 16 años, alumno de 4º de la ESO. «El año pasado hice muchísimas pellas. Había semanas en las que sólo iba a clase a seis horas, y la semana tiene 30 horas lectivas. Pero este año no puedo; es que tengo que pasar de curso y para eso hay que ir a clase... estudiar. Todo el mundo hace pellas en el instituto, aunque unos más que otros. Lo normal es irse a dar vueltas por ahí. Algunos van a los recreativos, al parque o a la Fnac».