La teoría no lo es todo y los alumnos de Medicina lo han comprobado este año examinándose con actores.

Pacientes que se ponen a llorar en una consulta, una embarazada que no sabe nada sobre anticoncepción, un tumor en una mama...

Los 400 estudiantes de cuarto y quinto curso de Medicina de Granada se enfrentaron la semana pasada a unos exámenes muy particulares, donde los conocimientos eran sólo una parte para llegar al resultado.

Diez pruebas, de seis minutos cada una, en las que los estudiantes tenían que diagnosticar, a través de modelos de silicona, informes médicos y entrevistas con el supuesto enfermo, qué patología tenía.

Seis actores, distribuidos en varias salas y con un guión previo, debían contar a los estudiantes sus síntomas.

«Además, se les pone a prueba sobre la forma de comportarse: si le dan la mano, lo escuchan, son capaces de trasmitir tranquilidad...», comenta César Chung, responsable de la iniciativa.

La Facultad de Medicina de Granada se ha convertido en el primer centro de su categoría en realizar este tipo de pruebas en todas sus asignaturas.

«El profesor tiene una herramienta perfecta para saber si lo que ha explicado en clase ha calado en los alumnos, porque a veces sabes cómo se hace un punto de sutura, pero ponerte a la tarea es otra cosa», comenta el responsable.

Los alumnos, «encantados –dice Violeta Román, de cuarto–, porque nunca antes nos habíamos sentado delante de un enfermo».

El peor trago, el del actor que repite la historia de su enfermedad 400 veces en algo más de dos semanas.