A este respecto menciona a los actores Mel Gibson e Isaiah Washington. El primero se sometió a rehabilitación por conducir ebrio y el segundo por realizar insultos homófobos. "Nos hemos olvidado que la rehabilitación debe lograr precisamente eso, rehabilitar", agrega. Tras relatar su infierno con las drogas, señala que salió de las mismas tal y como entró, "sola".

Pero sin embargo, explica que ojalá hubiera podido ir a un centro de rehabilitación (a finales de la década de 1970) "como los que abundan ahora" pero ella señala que entonces no sabía de su existencia y no investigó sobre los mismos. "Me enfada cuando veo que la oportunidad de estar en rehabilitación se puede aprovechar como un gesto de relaciones públicas. Como una breve retirada de los fotógrafos.

Qué suerte tienen estos famosos de poder ir a uno de esos centros (que no son baratos) y beneficiarse de la sabiduría y la ayuda que les espera dentro", escribe la hija del ex presidente Reagan (1981-1989). A su vez, Davis explica que luchó durante años "para aprender lo que alguien como Lohan puede aprender en meses si estuviera dispuesta hacerlo. Pero claro, ese aprendizaje también hay que acompañarlo de práctica diaria y eterna. Pero todo empieza en la rehabilitación".

También insiste en que se puede imaginar "la rabia" del resto de personas ingresadas en los centros de rehabilitación al ver a estos famosos entrar y salir en una semana. "No me lo tengo que imaginar, yo también lo siento", agrega Davis, quien revela que dejó las drogas porque "decidí no morir. Lo dejé sola, de la misma manera que empecé".

"Lo dejé tras largas noches cuando el sabor de la cocaína me subía por la garganta -supongo que saliéndose de mis células- y la deseaba tanto que mis uñas se hincaban en mis palmas hasta que salía sangre", explica Davis. Davis estuvo la mayoría de los años sin hablar con su padre, hasta que se reconcilió con él poco antes de morir en 2004.