La desesperación obligó a Conchi, como la llaman, a iniciar una huelga de hambre el lunes para denunciar, según ella, el "abandono" en que la dejó el área de Servicios Sociales de Leganés, donde vive, por negarle la renta mínima de inserción (una ayuda de 360 euros de media al mes) y para pedirle al IVIMA que no le quite su piso, cuyo alquiler, de 170 € al mes, no paga desde hace más de dos años.
"Los servicios sociales me obligaban a denunciar al padre de mis hijos, del que me separé hace doce años por malos tratos y al que le retiraron la patria potestad de los niños. Ni siquiera sé dónde está ¿Cómo iba a denunciarlo?", se preguntaba ayer, Conchi, todavía en huelga de hambre y con los nervios a flor de piel.
De momento, su protesta ha conseguido que el IVIMA negocie su permanencia en la vivienda. Este organismo asegura que nunca amenazó con echarla.
Los servicios sociales de Leganés niegan cualquier "desamparo", afirman que continuarán con el seguimiento de su caso y culpan a Conchi de no asistir a las reuniones con los trabajadores sociales. Ella, aterrada, decidió sacar a sus hijos del colegio por temor a que se los quitaran. Desde noviembre no van a clase.
Vecinos solidarios
Si hay alguien a quien tiene que dar las gracias Concepción, es a sus vecinos. "Me han ayudado mucho", dice.
La solidaridad ha sido enorme. Tanto, que los vecinos han creado una página en Internet para recoger fondos y están dispuestos a dar fe del largo calvario que, dicen, ha sufrido Conchi frente a los Servicios Sociales.
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