Muestran la colección privada de Roberto Longhi, el historiador que redescubrió a Caravaggio

  • El historiador, escritor e intelectual italiano (1890-1970) cambió la forma de ver a los clásicos del Renacimiento y el Barroco.
  • Fue el responsable, en 1910, de devolver a la luz a Caravaggio, que había permanecido en un absurdo ostracismo durante los siglos XVIII y XIX.
  • El Museo Jacquemart-André de París reúne las obras de la colección de Longhi, entre ellos el misterioso 'Chico mordido por una lagartija'.
'Muchacho mordido por una lagartija', uno de los óleos más bellos de Caravaggio
'Muchacho mordido por una lagartija', uno de los óleos más bellos de Caravaggio
© Firenze, Fondazione di Studi di Storia dell’Arte Roberto Longhi
'Muchacho mordido por una lagartija', uno de los óleos más bellos de Caravaggio

"En la historia del arte, como en la música, los grandes intérpretes tienen un estilo propio. Longhi me hace pensar en un maestro enérgico, un Toscanini, cuyo tempo preciso hace que las obras brillen en todo su esplendor". Lo dejó escrito el historiador francés André Chastel, una primera figura del análisis del Renacimiento, al hablar de su compañero de gremio, el italiano Roberto Longhi (1890-1970).

Se dice que la crítica de arte rejuveneció con la figura de Longhi, que sacudió a la especialidad de estereotipos y elaboró relecturas modernas de pintores renacentistas y barrocos que permanecían aparcados en los arcones de la historia y sostenidos por clichés decimonónicos.

Memoria visual prodigiosa

Dueño de una mirada y una memoria visual prodigiosas —era capaz de reconocer la autoría de cualquier obra tras un primer contacto—, Longhi no sólo dejó huella en los estudios notables que publicó, considerados material de referencia inapelable, y en su dedicación a la docencia: también fue un prodigioso coleccionista.

From Giotto to Caravaggio, The passions of Roberto Longhi (De Giotto a Caravaggio, las pasiones de Roberto Longhi), hasta el 20 de julio en el Museo Jacquemart-André de París, recuerda la extraordinaria importancia del crítico para rescatar del olvido al gran Caravaggio y aprovecha para presentar un compendio de excelente pintura italiana de entre los siglos XIV y XVII.

Gran renovador

Longhi regresó al periodo para establecer nuevos vínculos y perspectivas sobre las obras de artistas como Giotto, Piero della Francesca y Caravaggio, que habían sido arrinconados por el excesivo fulgor de los grandes maestros renacentistas, sobre todo Miguel Ángel y Leonardo. La huella de Longhi fue especialmente notable con respecto a Caravaggio, a quien adoraba y logró situar como gran renovador y eje sobre el que pivotó la pintura italiana.

Caravaggio, decía Longhi, descubrió "la forma de la sombras", un estilo nuevo en que tanto la luz como el espacio negativo "determinan la existencia de los cuerpos". El crítico, que atesoró una flamante colección privada de 60 óleos que ahora son propiedad de la Fundación de Estudios de Historia del Arte Roberto Longhi, fue dueño de una de las obras cumbre de Caravaggio, el misteriosoRagazzo morso da un ramarro (Chico mordido por una lagartija, 1596), gran estrella de la exposición parisina —el artista firmó dos versiones de la misma obra, con mínimas diferencias: la segunda está en la National Gallery de Londres—.

Los 'caravaggistas' están de suerte

Los caravaggistas tienen algún motivo más para interesarse por la muestra. Hay dos obras más del gran maestro del naturalismo y el claroscuro: Incoronazione di spine (La coronación de espinas), cedida por la Colección de la Banca Popolare de Vicenza, y el Amorino dormiente (Cupido durmiendo), que llega de la Galleria Palatina.

La intención de la muestra es comparar las obras de Caravaggio —absurdamente olvidado en Italia y el mundo durante los siglos XVIII y XIX y recuperado en 1910 por la tesis doctoral de Longhi, que todavía se considera un ensayo definitivo— con las de algunos de sus contemporáneos, como, por ejemplo, el tenebrista holandés Matthias Stomer.

También se exhiben cuadros anteriores de algunos de los autores más queridos por Longhi, algunos de artistas conocidos como Giotto, Masolino y Masaccio, pero otros de autores a los que casi textualmente descubrió, como el joven y semidesconocido calabrés Mattia Preti.

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