El Ayuntamiento de Bernardos (Segovia) es titular del pleno dominio de la ermita de Nuestra Señora del Castillo, un inmueble situado en un cerro amurallado del siglo V, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), al no presentar recurso ante el Tribunal Supremo el Obispado de Segovia.

El enclave en el que se ubica el templo, ubicado a unos tres kilómetros del centro del municipio, fue inmatriculado por el Consistorio el 4 de junio de 1958 y años después, el 20 de febrero de 2012, el Obispado segoviano lo inscribió a su nombre en el Registro de la Propiedad.

Tras los intentos fallidos de llegar a un acuerdo con la Iglesia, el Ayuntamiento comenzó una batalla judicial que este lunes ha concluido al haber expirado el plazo con que contaba el Obispado de Segovia para presentar recurso de casación ante el Tribunal Supremo.

En sentencia del 6 de octubre de 2014, el Juzgado de Santa María la Real de Nieva declaró que el municipio es titular del pleno dominio de la ermita y ordenó la cancelación total de la inscripción a favor de la institución eclesiástica, así como condenó a esta al pago de las costas.

El fallo fue confirmado por la Audiencia Provincial el 4 de febrero de 2015 y este lunes, según ha informado a Europa Press el alcalde de Bernardos, Jesús Pastor, ha concluido el plazo para recurrir al TS.

El regidor se ha congratulado por que se haya reconocido al Ayuntamiento la titularidad del templo y se pueda mantener la actividad de culto que se desarrolla en él. Para el pueblo, según ha manifestado, esta ermita supone un "elemento de unión" de los vecinos. Cada diez años es protagonista en la 'Bajada de la Virgen' y en el mes de mayo acoge una romería anual.

El propio municipio fue partícipe de la localización del protocolo en el que consta que los alcaldes ordinarios de Bernardos y dos regidores de su Concejo otorgaron en pública escritura el encargo de la construcción de la ermita del Castillo, en terrenos municipales, a tres maestros de obra para que levantaran el edificio según las dimensiones y altura que habían acordado previamente. En el mismo documento se recoge el coste de la obra, que se fijó en 1.900 reales de vellón.