Velázquez reina por fin en Francia

  • El Grand Palais de la capital francesa reúne 51 obras del maestro español en la mayor antología organizada desde 1989 y la primera en el país vecino.
  • La exposición, con préstamos de varios grandes museos, entre ellos el Prado, que cede siete cuadros, será inaugurada por los Reyes durante un viaje de Estado.
  • El pintor es el gran desconocido de las pinacotecas francesas, que sólo tienen tres obras menores de Velázquez, un artista 'ilustre e incomprendido' hasta el siglo XIX.
'La Venus del espejo' ha sido cedida para la exposición por la National Gallery de Londres
'La Venus del espejo' ha sido cedida para la exposición por la National Gallery de Londres
© The National Gallery
'La Venus del espejo' ha sido cedida para la exposición por la National Gallery de Londres

El conservador de pintura española del Museo del Louvre, Guillaume Kientz, de 34 años, ha logrado saldar una deuda histórica: que Velázquez triunfe y reine en Francia. Sin obras en el país vecino excepto tres piezas menores expuestas en museos también de segunda, el gran maestro español es un artista "ilustre e incomprendido" en el país que se ufana de ser uno de los ejes pivotales de la historia del arte, dice el especialista.

El desconocimiento ha concluido. La mayor monografía organizada sobre el genio sevillano en el último cuarto de siglo será inaugurada el 24 de marzo por Felipe VI y la Reina Letizia en el Grand Palais de la capital francesa, que visitan los monarcas en su primer viaje de Estado al país vecino. La exposición, preparada durante los últimos tres años por el entusiasta Kientz, un fanático velazquista, reúne 51 cuadros cedidos por museos de varios países, 18 de ellos españoles —el Prado presta siete, el número máximo que permiten los estatutos de la pinacoteca para una sola muestra—.

Una revelación

Considerada una de las grandes citas de la temporada, la monografía, que estará abierta al público entre el 25 de marzo y el 13 de julio [la entrada básica cuesta 13 euros, la reducida, 9 y es gratuita para menores de 16 años], será una revelación para el público francés, que nunca ha tenido la oportunidad de ver físicamente las obras de Velázquez, borrado de la faz de los museos y colecciones del país cuando la docena de piezas de la colección de Luis Felipe I, último monarca de los franceses, fueron subastadas tras la revolución republicana de 1848.

"Es interesante subrayar hasta qué punto el nombre de Velázquez es a la vez ilustre e incomprendido", escribe Kientz en el catálogo de la muestra. "Mientras Velázquez nunca fue olvidado en España, sí fue desconocido durante mucho tiempo en Francia, o más bien mal conocido". La antología —que curiosamente el ministerio español de Asuntos Exteriores llama Velázquez y el triunfo de la pintura española y los organizadores reducen al apellido del artista— pretende subsanar el vacío.

'Rango de intemporalidad'

Para el museo parisino y los promotores de la exposición no cabe duda del lugar que ocupa el sevillano en el panorama histórico. "Cabecilla de la escuela española, pintor habitual del rey Felipe IV, en el momento en que España domina el mundo, es el contemporáneo estricto de Van Dyck, Bernini y Zurbarán, su arte le eleva a un rango de intemporalidad que solo pueden disputarle nombres como Leonardo, Rafael, Miguel Ángel, Ticiano, Caravaggio y Rembrandt", dicen al presentar a Velázquez.

Por si no fuese suficiente, enuncian un mea culpa: "A pesar de ser uno de los artistas más famosos y admirados tanto en épocas pasadas como en la actualidad, hasta ahora ninguna exposición monográfica en Francia había mostrado el talento de aquel que Manet consagró como pintor de los pintores".

Óleos excepcionales

Si tenemos en cuenta que la producción atribuida al pintor es de unos cien cuadros solamente y que una retrospectiva completa sea "especialmente difícil" dada la dispersión de las obras, la monografía parisina revela una extraordinaria calidad, con piezas de todas las épocas del maestro, entre ellas los óleos excepcionales como La fragua de Vulcano (1630), cedido por el Prado; la Venus del Espejo (1647-1651), que llega de la National Portrait Gallery de Londres, y el Retrato de Inocencio X (1650), prestado por la galería romana Doria Pamphili.

La exposición, que se ha nutrido de cuadros llegados también de colecciones públicas y privadas de Florencia, Berlín, Budapest, San Petersburgo, Dublín, Dresde, Nueva York, Boston y Washington, tiene presente que para el público francés es necesario cierto matiz didáctico por su ceguera hacia Velázquez y quiere servir como un "panorama completo", desde los inicios del artista en Sevilla hasta sus últimos años.

También se exhiben los "principales interrogantes y descubrimientos" de los últimos años, exponiendo por primera vez obras de reciente descubrimiento como el Retrato del inquisidor Sebastián de Huerta, en manos de una colección privada.

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