El candidato socialista en las pasadas elecciones, Rafael Blanco, espera tranquilo la llamada de Rosa Aguilar. «Lo cierto es que la espero con morbo», declara con ironía. Y es que Blanco no perdona los plantes que le dio la alcaldesa en los debates televisivos en la pasada campaña municipal y que lo haya estado rehuyendo durante todos estos días. También espera tranquilo la llamada del otro aspirante que sueña con ser alcalde: el popular José Antonio Nieto, ganador de las elecciones, pero sin mayoría para formar gobierno.
Ahora se regodea porque las urnas han confirmado «el fracaso escandaloso de la política populista indiscriminada de Rosa Aguilar» y tampoco le han dado «la mayoría que pedía el PP para gobernar».
Por eso, Blanco dice que hablará con todos para asumir la responsabilidad que les han dado los cordobeses en las urnas, «que nos han dado las llaves de lo que pase en esta ciudad». Desmiente que haya, vaya haberlo o se dé por hecho un pacto de gobierno con IU para llevar a Aguilar de nuevo a la Alcaldía.
«Nadie es alcalde hasta que no lo vota el pleno municipal y nuestro apoyo determinará una cosa y nuestra abstención otra», añade Blanco, en alusión a que los socialistas pueden abstenerse para que gobierne el PP o votar a favor de la investidura de Rosa Aguilar.
IU quiere frenar la vuelta del PP
Aguilar dijo ayer que «está claro que los resultados han dado para Córdoba una mayoría de progreso, por lo que parece razonable que se haga realidad el diálogo en la búsqueda posible de un acuerdo» con el PSOE. Por su parte, el coordinador provincial de IU-LV-CA, Enrique Centella, dijo, tras reconocer el fracaso de su partido, que hay que «evitar otro cuatrienio negro del PP, que ya fue devastador». Desde IU se han achacado los resultados al tipo de campaña diseñada, pero no a la gestión que «ha sido impecable» en Córdoba.
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