Al menos 38 civiles murieron este martes en dos atentados con coche bomba en Bagdad.

La primera explosión dejó al menos 23 fallecidos y 68 heridos tras la detonación de un minibús cargado de explosivos en un céntrico barrio de Bagdad, informó el canal de televisión "Al Arabiya".

Según la cadena saudí, que cita fuentes gubernamentales, el atentado tuvo lugar en la plaza Tayaran (plaza de la Aviación), en un momento en el que había allí un gran número de personas.

El Ministerio del Interior dijo que el vehículo se encontraba estacionado en medio de la plaza, donde se reúnen los obreros para ofrecerse como mano de obra a los contratistas.

Algunos de los heridos se encuentran en situación crítica, por lo que se cree que el número de fallecidos puede ir en aumento según pasen las horas.

En un segundo atentado, en un mercado al sur de la ciudad, ha causado otras 22 víctimas mortales y 25 heridos, según las primeras informaciones.

El objetivo era la población chií del barrio de Amil.

Por otra parte, cuatro occidentales fueron secuestrados este martes en la calle Palestina de Bagdad, en pleno centro de la ciudad, por un grupo de insurgentes camuflados como policías en un falso puesto de control, informaron fuentes policiales.

A unas horas de una reunión histórica

Estos hechos llegan apenas 24 horas después de que los embajadores de EEUU e Irán mantuviesen una histórica reunión en la oficina del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, para tratar de atajar la violencia que azota el país.

Mientras esa reunión tenía lugar, un coche bomba dejó 24 muertos y 68 heridos en la plaza Al Jilani, en el centro de Bagdad, a la entrada de un mercado popular.

La explosión del lunes causó además enormes daños materiales en la mezquita El Jeque Abdulqader Al Kailani, una de las más frecuentadas por los árabes suníes de Irak.

Una treintena de cadáveres descubiertos

La policía iraquí ha anunciado, además, que en las últimas 24 horas ha encontrado 33 cadáveres que presentaban señales de tortura en diferentes puntos de Bagdad.

Según fuentes policiales, los cuerpos tenían las manos atadas, los ojos vendados y, casi todos, un disparo en la cabeza, las mismas señales que han aparecido en los cadáveres que se han encontrado por decenas en los últimos días.