Como pez en el agua: la actividad física en la piscina favorece el neurodesarrollo del bebé

  • La Universidad de Granada coordina un novedoso programa sobre actividad física para favorecer el neurodesarrollo del recién nacido.
  • Mejora su desarrollo psicomotor, fortalece el sistema cardiocirculatorio, el desarrollo del sistema inmunológico e incluso el cociente intelectual.
  • También mejora la relación afectivo-cognitiva y acelera el inicio de la socialización.
Un bebé nada en una piscina en Kiev (Ucrania).
Un bebé nada en una piscina en Kiev (Ucrania).
Sergey Dolzhenko / EFE
Un bebé nada en una piscina en Kiev (Ucrania).

A pesar de su cortísima edad, ya que algunos apenas han cumplido cuatro meses, puede decirse que los bebés que participan en la piscina en un novedoso programa sobre actividad física para favorecer su neurodesarrollo, empiezan ya a moverse como auténticos peces en el agua. La catedrática de la Universidad de Granada María José Aguilar coordina un grupo de investigación multidisciplinar para llevar a cabo este proyecto, que desarrolla algunas de sus actividades en la piscina climatizada del Hospital de Traumatología de la capital.

Los recién nacidos se sienten habituados al medio acuático gracias a las características del agua, su temperatura y a la similitud con el útero materno, explica Aguilar, quien subraya la importancia del ejercicio físico para el aprendizaje y la adaptación general del niño al ambiente en el que se desarrolla.

Ante un sistema nervioso central de los bebés todavía inmaduro, el programa pretende contribuir al desarrollo del denominado "sistema nervioso autónomo", que regula las funciones de los órganos internos y que responde a reflejos más primitivos. "El desarrollo psicomotor de un niño normal es muy progresivo. Primero se tiene que voltear, después empezará a cogerse, se elevará y finalmente andará", detalla Aguilar, que cree que el programa acuático contribuirá a que todo ese proceso sea más rápido.

"Aquí trabajamos el juego, los relaciones sociales, la emotividad y la afectividad con los padres", añade la investigadora principal, que aconseja a los participantes adultos no mostrar miedo nunca, haga lo que haga el niño. A falta de que la investigación avance, Aguilar señala que los test que los niños están pasando ponen de manifiesto un desarrollo psicomotor más adelantado o evolucionado para lo que sería propio de su edad.

Entre los beneficios de esa actividad física para el bebé se encuentran un mejor desarrollo psicomotor, un fortalecimiento del sistema cardiocirculatorio, el desarrollo del sistema inmunológico e incluso el aumento del cociente intelectual. El programa mejora igualmente la relación afectivo-cognitiva, acelera el inicio de la socialización, implica mayores habilidades vitales de supervivencia y les ayuda a relajarse y a sentirse más seguros.

Samanta, una de las madres que participa en este programa desde que comenzó en enero, explicado que su hijo se mueve "mucho mejor, tiene más elasticidad y suele estar más atento a su propio cuerpo". "La psicomotricidad de mi hija está por encima de las de su edad. En la guardería nos lo dicen, cómo sube las escaleras y cómo se revuelve", comenta María Luisa, otra madre también partidaria de que este tipo de programa pudiera ofrecerse en la cartera de servicios de la sanidad pública.

El programa da continuidad a una primera fase de estudio en el que ya demostraron que las mujeres que hacían ejercicio en el medio acuático durante las semanas 20 y 37 de gestación tenían menos bebés obesos, prolongaban la lactancia materna de sus hijos, sufrían menos depresión posparto y parían de forma más satisfactoria.

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