Noche de himnos y pop energético

  • Kaiser Chiefs triunfan en Madrid con un concierto vibrante y sin apenas altibajos.
  • El público respondió: ni una entrada sin vender y ni un tema sin corear.
  • La única pega, su escasa duración: apenas una hora.

Se mire por donde se mire, la ascensión de los cinco jóvenes de Leeds ha sido meteórica. Su primer disco, un decálogo de cómo hacer hits directos y divertidos, les llevó al epicentro de la actualidad musical británica e internacional. En 2005 actuaron junto U2 y Franz Ferdinand en el Vicente Caldrerón, cautivaron dos meses después en la sala Heineken y el viernes pasado llenaron hasta los topes La Riviera ante un público entregado y predispuesto a disfrutar al máximo con sus canciones.

En esta ocasión, el motivo de su visita no era otro que la esperada presentación de su segundo trabajo, Yours truly, angry mob. Aprobada con nota la siempre difícil reválida, aunque sin alcanzar las cotas de descaro y frescura primeriza de Employment, llegaba la hora de defender en directo las nuevas composiciones.

Tras el paso por el escenario de los también británicos The Wombats, y después de una espera que a más de uno se le hizo eterna, Ricky Wilson y los suyos hicieron acto de presencia sobre las tablas bajo una tormenta de aplausos.

Había que empezar fuerte, y para ello nada como uno de los himnos que les llevaron a lo más alto. Los primeros compases de Every day I love you less and less, uno de los temas que mejor definen su faceta más festiva, fueron recibidos con alborozo y palmas. Sorprendió ver, (como ya vaticinaba el teclista Peanut en la entrevista concedida a 20 minutos), que la mayor parte del público conociera al dedillo los temas nuevos. Heat dies down y el principal single del nuevo álbum Ruby, no bajaron el listón. Tampoco lo hicieron Thank you very much ni los medios tiempos de I can do it without you.

Sin embargo, el extasis estaba reservado para los temas de Employment. En Na na na na naa, con la masa haciendo los coros hasta la extenuación, y en la más punk I predict a riot el concierto alcanzó su cénit. Volcado al 100%, Ricky Wilson bailó sin descanso, saltó al público, y se encaramó a una de las barras para desde ahí acceder a uno de los laterales de la sala y confraternizar con los fans. Sin apenas respiro entre tema y tema, el concierto estuvo marcado por un excelente sonido, caracterizado a partes iguales por la nitidez y la contundencia.

Retirement cerró la primera parte del set, tras la que el grupo regresó para desgranar dos temas más en unos parcos bises que dejaron a los asistentes con ganas de más. The angry mob, que en directo funciona sorprendentemente bien, y Oh my god cerraron definitivamente el concierto, de apenas una hora. No se puede pedir mucho más a un grupo con sólo dos discos en la calle.

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