Yon González: "La vida me lo ha puesto muy fácil, tan sólo he tenido que aprovecharlo"

  • Yon González vive un gran momento profesional: en televisión triunfa como protagonista de 'Bajo sospecha' y en cine 'Perdiendo el norte' arrasa en taquilla.
  • El joven actor asegura que, por fortuna y a diferencia de su personaje en la película, no ha tenido que hacer nada desesperado en la vida para salir adelante.
  • Lo que sí reconoce es haber hecho muchas tonterías por amor.
El actor Yon González en la presentación de la película 'Perdiendo el norte'.
El actor Yon González en la presentación de la película 'Perdiendo el norte'.
GTRES
El actor Yon González en la presentación de la película 'Perdiendo el norte'.

Son casi las dos de la tarde y el actor Yon González lleva toda la mañana concediendo entrevistas a los medios de comunicación. A sus 28 años, ya no parece el chaval que alcanzó la fama gracias a El internado pero tampoco el juvenil protagonista de la taquillera Perdiendo el norte. Tiene un look más adulto. Luce pelo largo y barba, como su personaje en Bajo sospecha. Sin embago, al hablar denota frescura y juventud. Lleva horas respondiendo decenas de preguntas, pero se mantiene sonriente y coloquial cuando habla para 20minutos. Reconoce que no se puede quejar, que está viviendo un gran momento profesional.

Perdiendo el norte habla de la necesidad de los jóvenes de buscarse la vida fuera de España. ¿Cree que se ajusta a la realidad actual?

Depende de para quién porque hay gente que lo pasa mal pero también hay personas como yo, que he tenido la suerte de que la vida me lo ha puesto muy fácil y tan sólo he tenido que aprovecharlo. Por desgracia, sí hay gente que lo ha pasado y lo está pasando muy mal. En la película, dentro del drama de la realidad social, estos chicos viven en un piso estupendo y tienen la suerte de encontrar un trabajo, aunque sea uno de mierda. Muchos no tienen tanta suerte.

Entonces, a diferencia de su personaje, ¿usted no se ha visto obligado a hacer ninguna locura por necesidad?

Jamás. Fíjate hasta qué punto he sido afortunado que yo me di cuenta de que quería ser actor cuando llevaba ya seis meses trabajando como actor. Mi rumbo iba en otra dirección, yo iba para mecánico de coches. Tenía pensado estudiar ingeniería mecánica, me había sacado un título para dar clases de kárate y, si me hubiese quedado en mi tierra, me habría sacado el primer Dan para poder impartirlas. Mis ideas eran otras, pero a veces hay que dejar los planes a un lado, estar abierto a la vida, conocer gente, disfrutar, vivir. Ese es el camino que me ha llevado hasta aquí.

Su personaje también hace alguna locura por amor. En eso quizá sí coinciden, ¿No?

He hecho mucho el imbécil por amor (risas), supongo que como todo el mundo.

A pesar de ser un drama en muchos casos, se le da un toque ligero al asunto de la emigración.

Claro, es una comedia. Se cuenta una realidad dura desde el humor, intentando que la gente se ría un poco de la situación y de ellos mismos.

¿Conoce a alguien que se haya visto obligado a emigrar?

No. Blanca Suárez sí me ha contado que ella conoce a gente que se ha visto en esta situación, pero yo no. Yo he vivido veinte años en mi pueblo, en Vergara, y mis amigos allí siguen. Y la gente que he conocido en la ciudad también continúa en Madrid buscándose la vida.

¿Cree que la situación mejorará y toda esta época de crisis quedará para el recuerdo?

No lo sé, es que hay que cambiar tantas cosas, para empezar el sistema en sí. Depende de los intereses de quien tiene el poder, de querer cambiar las cosas o no. Supongo que así seguiremos, en bucle constante desde hace siglos: un momento bueno, luego la crisis, otro crecimiento, una guerra...

En el cine español sí que parece estar yendo hacia arriba.

Bueno, sí, porque Ocho apellidos vascos ha triunfado, ¿no? Ha hecho 60 millones de euros. Es verdad que también han funcionado bien algunas otras películas, pero no es para confiarse.

En una comedia con actores como Julián López, Carmen Machi y Javier Cámara se producirán muchas anécdotas...

Pues no te creas. Tengo anécdotas de Bajo sospecha, tengo de la peli de Matar el tiempo, pero justo de esta película... Lo que sí puedo destacar son las grandes risas que nos hemos echado detrás de las cámaras, entre escena y escena. La gente que me ha rodeado en Perdiendo el norte son grandísimos profesionales de una calidad humana enorme y mucho sentido del humor, así que las risas y el buen rollo han sido constantes.

Dice que de la serie Bajo sospecha sí tiene alguna anécdota.

Sí. Rcuerdo que una de las veces que salí a fumar con Jorge Cabezudo, el director, me lancé el cigarro a la boca en plan chulesco y me lo encendí. Entonces, él se empiezó a reír y me dijo "¿te imaginas un plano secuencia de dos minutos con la familia, súper dramático todo, y al final llegas tú y haces la chulería esa con el cigarro? Jajaja". Pues bien, así no fue, pero resulta que tenía una secuencia de dos páginas con Blanca Romero, en la casa, sentados hablando. Al final ella, tras un par de minutos de conversación, se levanta un poco de mal humor y se marcha. Dentro de ese momento como de desolación me la jugué, porque hacemos muy pocas tomas en la serie, e hice la tontería de lanzarme el cigarro. En ese momento noté que todo el equipo empezó a contenerse la risa. Además, el director no cortó, dejó que alargase la escena, así que cuando por fin dijo "corten" todo el mundo estalló en carcajadas. Fue buenísimo.

Entre la comedia y el drama, ¿dónde se siente más cómodo?

La comedia requiere mucha técnica detrás y un gran sentido del ritmo, pero creo que más importante que el género es la historia que te respalda, un buen guión, gente humana alrededor que esté a favor de obra y, sobre todo, un buen comunicador que es el que marca la energía del rodaje, el director. Él es el que debe saber situarte con pocas palabras el estado idóneo, la sensibilidad de lo que vas a contar en cada escena...

¿Tiene algo en común con sus personajes, Hugo de Perdiendo el norte y Víctor de Bajo sospecha?

Con Hugo tengo en común la ingenuidad. Siempre he sido muy ingenuo, cada vez menos, porque la vida te va enseñando cosas. Todo son etapas. Con el personaje de la serie comparto las ganas de hacer el bien, aunque él se salte las normas para conseguirlo. Intento aportarle cosas buenas al mundo, a la gente, dar siempre lo mejor de mí mismo.

La serie está planteada como una especie de juego en el que todos son sospechosos, ¿es aficionado a este género en cine y literatura?

Sí, sobre todo he visto películas de este tipo porque, como no paro de leer guiones, casi no tengo tiempo para ponerme a leer libros. Tampoco diría que es mi género favorito, me gusta todo tipo de cine. Por ejemplo, la última película que me ha dejado impactado es La gran belleza, lo mejor que se ha hecho un mucho tiempo. Me parece una obra maestra.

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