La Audiencia de Sevilla ha ordenado la entrega a Carmen Fernández de 1,7 millones de euros de indemnización por la retirada irregular de sus hijos, Sara e Iván, cuando tenían 5 y 4 años —ahora tienen 16 y 14—, ya que el Tribunal Constitucional no se ha pronunciado en un año sobre la suspensión cautelar del pago.

Fuentes judiciales dijeron que el juzgado de Familia 7 emitió el miércoles la orden de entrega del dinero, que se encontraba cautelarmente depositado en la cuenta de consignaciones del banco.

Tortuoso calvario

La Junta de Andalucía fue condenada a indemnizar con 1,7 millones de euros a la madre por su "largo y tortuoso calvario" durante los diez años que pasó sin sus hijos, entregados en acogimiento a otra familia porque la madre padecía alcoholismo.

La madre, que reside en Madrid y sufre una enfermedad terminal, recibirá este dinero cuando su hija, ahora de 16 años, vive voluntariamente con ella desde hace dos años y el niño, de 14 años, ha comenzado a visitarla regularmente.

Fuentes judiciales explicaron que la Sección Sexta de la Audiencia ordenó la entrega del dinero a la madre a la vista de que el Tribunal Constitucional, ante el que recurrió la Junta hace ahora un año, admitió a trámite el recurso pero no se ha pronunciado sobre la suspensión cautelar de la entrega del dinero.

Mayor cuantía

La Audiencia, en una decisión contra la que no cabe recurso, ordenó que el dinero fuese entregado a la madre ante la falta de pronunciamiento del único órgano que podía ordenar la suspensión, que es el Constitucional.

La Audiencia de Sevilla, en la mayor cuantía concedida hasta ahora por este tipo de asuntos, otorgó a Carmen un amplio abanico de indemnizaciones que tuvo en cuenta el cáncer de pulmón que padecía y que los jueces consideraron "consecuencia directa o indirecta del sufrimiento soportado" y, por lo tanto, "lesión sufrida de manera ilegítima".

Frustración de la madre

Parte de la indemnización por daño moral fue por la frustración de la madre al ver que perdía "su razonable expectativa" de recuperar a sus hijos, realidad que "se alejaba más y más, recreando un dolor que iba in crescendo, cual si a un cuerpo le van arrancando de forma lenta pero progresiva los distintos miembros", según la sentencia.

La Junta asumió en 1996 la tutela de los hermanos, entonces de 4 y 5 años, y los dio en acogimiento, de ahí que la madre haya sido incapaz de recuperarlos pese a la superación de su alcoholismo y de haber ganado desde entonces todos los pleitos judiciales.