Brian Sokol da voz e imagen a refugiados junto a su objeto más preciado en una exposición

  • ¿Qué te llevarías si tuvieras que huir ahora mismo de tu hogar?: la respuesta de una veintena de refugiados se muestra en la exhibición 'The most important thing',  del fotoperiodista Brian Sokol.
  • "No hay distancia emocional en este trabajo, es parte de él no hacerlo".
  • "La historia que más me impactó: la de un hombre escondido bajo la cama en la que degollaban a su madre".
Jean con su red de pescar, el objeto que salvó antes de huir
Jean con su red de pescar, el objeto que salvó antes de huir
BRIAN SOKOL
Jean con su red de pescar, el objeto que salvó antes de huir

Bajo la cama escondido le caía la sangre de su madre que estaba siendo degollada. Permaneció escondido allí toda la noche, y aunque los asesinos estuvieron saqueando la casa entera no miraron bajo la cama. Al día siguiente, con su mujer y dos hijos, escapó cruzando el río en piragua.

Ésta es la historia de Jean, un hombre de 36 años que tras la brutal matanza de su madre escapó de la ciudad centroafricana de Batalimo hacia Batanga, en la República Democrática del Congo. Es, de todos y son muchos, el testimonio que más conmovió y conmueve al estadounidense Brian Sokol, el fotoperiodista que lleva años retratando refugiados con el objeto que salvaron antes de huir. El más preciado.

"Para mí es el ejemplo de cómo el corazón humano puede sobrevivir a tragedias tan terribles y seguir amando, me sorprendió su sonrisa y vitalidad. Estaba siempre contento", cuenta a 20 Minutos Sokol, de visita en Madrid por la exposición The most important thing. Retratos de una huida en Caixaforum (hasta el 31 de mayo), organizada por la Obra Social 'la Caixa' y Acnur. En ella se muestra parte de los tres años de trabajo de Sokol en Siria, Sudán del Sur, República Centroafricana y Malí, donde más de 14 millones de personas se han visto obligadas a huir.

Al protagonista de la historia que más le emociona a Brian, la de Jean, aunque reconoce que todas lo hacen ("sin emoción no podría mostrar lo que muestro, es parte del trabajo no distanciarme"), lo fotografió como se ve en la exposición: con su red de pesca, el objeto que se llevó antes de huir. "Algunos de los peces que pesco los vendo, y otros nos los comemos. Utilizo el dinero para comprar ropa  y plátanos, mandiocas y manís", cuenta Jean y así lo recoge Brian junto al retrato de este hombre con su red. "Muchas personas han sufrido. La mía es sólo una historia más".

La otra historia e imagen de las 24 que conforman la muestra que el fotógrafo recuerda como especialmente importante es la de una mujer muy mayor, de casi 80 años, a la que retrató con una vara. Esa vara era la que le había permitido huir durante meses. Ciega y mayor, con aquella vara pudo ir guiándose. "La gente de su comunidad iba muriendo,  los niños morían, ella y su hijo sobrevivieron todos los meses que duró la travesía gracias a esa vara".

"La primera vez que trabajé en Sudán del Sur pensé que no podría seguir"

Fotografiar a refugiados con un objeto, el más importante para ellos y el que salvaron en el momento en el que se vieron forzados a escapar de su hogar, era un reto tan complejo que quizá ni el propio Sokol fue consciente. No tanto, que también porque acceder a partes tan crudas de la vida de alguien que ha perdido todo y retratarlo, como por el propio sufrimiento emocional.

Sokol es claro: "La primera vez que trabajé en Sudán del Sur me abrumó. Pensé que no podría hacerlo, pero me dije: es la única manera de separarlos de una cifra. Había que hablar con ellos, retratarlos, mostrar al mundo lo que les sucede. Para mí tan importantes son las entrevistas como las imágenes".

Pulseras, un Corán, la máquina de coser, el alma, un palo de madera para llevar a sus seis hijos, un bidón de agua, una olla, unos vaqueros, la moto, un mono, el DNI, la Biblia son algunos de los objetos rescatados por las personas que protagonizan la muestra. "Antes de fotografiarlos hablaba con ellos casi una hora. Algunos querían contarte su historia, casi como una catarsis, pero otros no querían hablar o que se les retratara. Les pedí que salieran con el objeto más importante para ellos porque permitía una empatía para quien lo ve. Hace que te formules esa pregunta y te pongas en esa situación", explica Sokol.

"El lugar que emocionalmente me resultó más difícil fue la República del Congo, por la manera tan terrible en que han visto morir a la gente, a la familia... En Siria era difícil hablar pero más por el temor que tenían, por cuestión de seguridad", explica el fotoperiodista.

Los niños, presentes en la muestra, han sido lo más duro: "Es terrible, es lo más difícil, lo que más afecta. Su expresión cuando miran a la cámara es... A veces hasta hay una inexpresividad que recuerda a la de los soldados. Han visto demasiado, han visto de todo... Recuerdo a una niña que, tras haber perdido todo, me dijo que era el sonido de los tanques lo que más le asustaba". Esa niña, como tantos otros, muestra esa inexpresividad de la que habla Brian.

Cada imagen merece más que una mirada. Aunque duela y de eso se trata y eso pretende el autor, que miremos y miremos bien, por mucho que duela. Porque no son una cifra y una estadística sin más.

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