El tatuaje: tradición ancestral, arte y polémica sobre la piel

  • Presente en culturas de todo el mundo, es una de las formas de arte más antiguas practicadas por el ser humano.
  • Una exposición en Hamburgo relaciona el tatuaje con el arte y el diseño y repasa sus significados según la época y la tradición.
  • Entre las más de 250 piezas hay fotos, grabados, pinturas, esculturas, vídeos, instalaciones de audio, plantillas y especímenes históricos de piel tatuada.
Retrato de 1911 de Maud Stevens Wagner (1877-1961), artista de circo y primera mujer tatuadora de los EE UU
Retrato de 1911 de Maud Stevens Wagner (1877-1961), artista de circo y primera mujer tatuadora de los EE UU
Foto: Library of Congress, Washington
Retrato de 1911 de Maud Stevens Wagner (1877-1961), artista de circo y primera mujer tatuadora de los EE UU

Fuerte marca de identidad, indicador de estatus y distinción o de pertenencia a una determinada clase social, símbolo sagrado, estigma, ornamento personalizado, centro de polémicas... El tatuaje es una de las formas de arte más antiguas de la historia y se ha practicado en culturas ancestrales de todo el mundo. Su popularidad en los países occidentales es sólo una consecuencia de lo importante que ha sido siempre para el ser humano utilizar la piel como lienzo inseparable.

Hasta el 6 de septiembre en el Museum für Kunst und Gewerbe Hamburg (MKG), en la ciudad alemana de Hamburgo, la exposición Tattoo aborda desde un punto de vista artístico, artesanal y cultural la tradición del tatuaje a la vez que ilustra su renovado y estimulante panorama actual.

Con un especial interés en demostrar la influencia del tatuaje en el arte y el diseño, el conjunto se compone de más de 250 piezas entre las que hay fotografías, xilografías a color, pinturas, esculturas, videoclips, instalaciones de audio, plantillas y especímenes históricos de piel tatuada. En la parte más técnica del recorrido hay una selección de instumental que va de las herramientas más sencillas creadas con elementos de la naturaleza hasta las máquinas, los colores y los pigmentos más modernos.

Ritos de pasaje, nivel social y protección

En referencia a las diferentes culturas del mundo, la muestra documenta los tatuajes faciales de las mujeres Chin de Birmania, parte de un rito de pasaje de la niñez a la edad adulta. Utilizando agujas o espinas, graban patrones en la piel que varían de un clan familiar a otro. Los maoríes de Nueva Zelanda también han marcado desde siempre su rostro con los Ta Moko, motivos que indican el nivel social y familiar del sujeto. En Tailandia existen los Sak Yan, de carácter sagrado, creados para protejer de la mala suerte y ayudar al portador a llevar una vida moralmente impecable.

Una curiosa relación es la que se ha gestado en Japón, cuya larga tradición tatuadora se remonta al siglo III. Los refinados diseños reflejan armonía y elegancia y contienen areas de color perfectamente delimitadas. A pesar de ser representativo de la cultura nipona, el país los prohibió de 1870 a 1948 por su asociación con la yakuza, la mafia japonesa.

En los siglos XVIII y XIX, ilustraciones, dibujos y fotos de viajes despertaban la curiosidad occidental sobre este arte, visto como exótico y misterioso. No florecería en Europa y en los EE UU hasta los años anteriores a la I Guerra Mundial, era símbolo de buen gusto y las clases altas y miembros de las familias reales europeas (como la alemana) se tatuaron.

Distinción y delincuencia

Pero el siglo XX fue muy ambiguo, el dibujo sobre la piel representó la distinción y también el estigma. Soldados y marineros dieron fe de sus experiencias con motivos a veces eróticos y fantásticos, también los delincuentes plasmaron sus logros y aquellos testimonios gráficos comenzaron a ser útiles para su identificación y detención. En la actualidad, existen múltiples códigos entre convictos en Rusia o pandilleros en países de lationamérica.

La exposición reserva un espacio para el arte contemporáneo con trabajos como el de la japonesa Fumie Sasabuchi, que en sus fotos y esculturas relaciona los elementos tradicionales del tatuaje de la yakuza con los impulsos estéticos de la cultura de masas en occidente.

Con obras audiovisuales, el español Santiago Sierra se acerca al tatuaje desde una perspectiva social y de crítica al capitalismo, pagando a personas socialmente marginadas para grabarse una línea contínua en la espalda. El artista polaco Artur Zmijewski abre un controvertido debate en su vídeo 80064, en el que Josef Tarnawa —de 92 años, superviviente del campo de concentración de Auschwitz— deja que le repasen el número de identificación ya medio borrado que los nazis le tatuaron.

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