Técnicas milenarias que bien valen hoy para hacer fundas de tabletas

  • Las industrias tradicionales niponas como la del kimono tratan de reinventarse.
  • Viejos maestros tratan hoy de salir adelante tallando fundas para tabletas.
  • La demanda de kimonos ha descendido drásticamente: si en 1971 era de un 100%, en 2013 era únicamente de un 2,6%.
El artesano Takeshi Nishimura muestra una funda para tableta diseñada y tallada por él con motivos mitológicos utilizando la técnica tradicional japonesa del 'kiribori'.
El artesano Takeshi Nishimura muestra una funda para tableta diseñada y tallada por él con motivos mitológicos utilizando la técnica tradicional japonesa del 'kiribori'.
EFE
El artesano Takeshi Nishimura muestra una funda para tableta diseñada y tallada por él con motivos mitológicos utilizando la técnica tradicional japonesa del 'kiribori'.

Los años han tratado con crudeza a industrias tradicionales niponas como la del kimono, cuyos artesanos se han visto obligados a emplear sus técnicas milenarias para crear productos más novedosos como fundas para tabletas.

En una pequeña casa de madera en la turística ciudad de Kioto, en el centro de Japón, Takeshi Nishimura se arrodilla frente a una mesa donde esgrime con soltura un fino cuchillo con el que bosqueja una flor de cerezo.

Para esculpirla utiliza una de las cuatro técnicas tradicionales para tallar, el 'kiribori', en la que se emplea un estilete con un filo de medio círculo en posición vertical que gira suave y rápidamente para realizar un agujero circular. Aunque es su especialidad, también se muestra habilidoso con el 'hikibori', utilizado para cincelar líneas con gran precisión. "No necesito gafas, pero veo mal de lejos. Así que tengo que concentrarme en cosas pequeñas", bromea mientras levanta brevemente la vista en una demostración de su arte.

Junto a él descansa un fardo de diseños con motivos variados, desde florales hasta mitológicos.

Obligados a diversificar el negocio

Los patrones que antaño sirvieran para teñir un delicado kimono (traje tradicional japonés), modelan hoy el estampado de un vaporoso fular o se usan como motivo de decoración para la funda de cuero de una tableta.

Nishimura, la segunda generación familiar en el oficio, cumplirá 62 años el próximo mes de marzo, y comenzó a diversificar su negocio hace apenas dos años, cuando comprendió que "tenía que hacer algo en el Kioto contemporáneo".

"Hay que ganarse la vida, y la industria artesanal hoy en día no da para comer", dice con una melancólica sonrisa.

El artesano confiesa que sigue trabajando en la industria de los kimonos, pero que la demanda ha descendido drásticamente. Si en 1971 era de un 100%, en 2013 era únicamente de un 2,6%.

"Tengo un montón de ideas", añade mientras revolotea por la estancia para tomar en sus manos una funda de tableta que diseñó el año pasado y con el que ha viajado hasta París.

"Creo que puedo usar mis habilidades para esto, porque no sólo tienen salida en Japón", añade con decisión.

Nishimura, tarda entre ocho y diez horas en terminar una funda grande, que luego vende por unos 30.000 yenes (220 euros o 250 dólares) a través de su página web y temporalmente en los conocidos grandes almacenes Mitsukoshi de la tokiota Nihombashi.

Además de fundas, Nishimura también realiza grabados en papel para fines decorativos, patrones para estampados de termos, fundas para móviles o tarjeteros.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento