Algunos infortunados alicantinos a los que se les ocurrió ayer ir a la oficina del padrón para hacer papeleos se llevaron un buen chasco. A las 12 en punto del mediodía, el personal echó el cerrojazo por la festividad de Santa Rita, su patrona, y los que estaban en la cola en ese momento se quedaron en la calle.

El cabreo llegó al extremo de que algunos de los atribulados contribuyentes la emprendieron a golpes con los cristales de las ventanas al leer en el cartel indicador que el horario de atención era de nueve de la mañana a cinco de la tarde.

Un agente de la Policía Local apaciguó los ánimos  con dosis de paciencia y apelando a la comprensión mientras los más descontentos protestaban airadamente por este cierre sin previo aviso.

Comentarios hubo variados, como quienes se preguntaban: «¿Por dónde sale esta gente si aquí está cerrado?» Porque, al principio, el interior de estas dependencias municipales de la Oficina de Estadística (calle Rafael Terol) estaba a rebosar de personal, ocupado únicamente en tareas internas.

El momento de cerrar cinco horas resultó inoportuno, sobre todo, por la afluencia de padres y madres que empadronan estos días a sus hijos pequeños para cumplir con los trámites de la matriculación escolar, que se hace ahora.

Comida concurrida con el alcalde

Fieles a la tradición de festejar Santa Rita, algunos funcionarios municipales estaban invitados ayer a una comida con el alcalde, Luis Díaz Alperi, y con otros representantes municipales en un conocido restaurante de la ciudad. El mes de mayo es un momento de especial trabajo para estos empleados públicos por las colas para el pago de impuestos locales.

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