Dos mendigos reconocieron ayer haber matado a otro que convivía con ellos en una caseta de riego en Oliva, tras golpearlo con una sartén y una paella en 2005. Según aseguraron en el juicio, donde asumieron el homicidio, estaban «hartos de él», por lo que le propinaron decenas de «violentos golpes». La pena que les ha caído es de 10 años para cada uno, tras llegar a un acuerdo con la defensa del fallecido, además de una indemnización de 186.000 euros. Sin embargo, en ambos casos hay eximentes: en el primero, por alteración de personalidad y alcoholismo crónico. El segundo de ellos sufre una leve deficiencia psíquica.
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