La muerte de tres soldados alemanes en Afganistán el pasado sábado alimenta el fantasma de una pronta retirada de las tropas que ese país mantiene en una zona cada vez más asediada por la insurgencia talibán.
Alemania mantiene a 3.200 efectivos en Afganistán.
Tras el atentado de Kunduz, responsables de la coalición gobernante alertaron de la dificultad para recabar apoyos en misiones similares en el futuro.
Alemania ha de confirmar en octubre si mantiene sus compromisos con la OTAN.
Aunque los expertos vaticinan que los efectivos alemanes se mantendrán en Afganistán, la población comienza a estar alarmada por la peligrosidad de la misión.
"No podemos cambiar el contenido de la misión"
Por su parte, el ministro de Defensa, Franz Josef Jung, rechazó una "retirada gradual" propuesta por la izquierda, afirmando que "no se puede cambiar el contenido de la misión".
De momento, Angela Merkel cuenta con el apoyo de los socialdemócratas del SPD, que asumieron un gran riesgo político al dar su beneplácito al despliegue.
El atentado del sábado es el más sangriento desde 2003 y eleva a 21 los soldados germanos muertos desde 2002 en ese país.
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