La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y el Ayuntamiento de Zaragoza han conmemorado este lunes el Día Mundial de los Humedales con una plantación simbólica en la balsa de Larralde, situada en Torre Medina-Garrapinillos, en Zaragoza, y coincidiendo con el 20 aniversario del inicio del proyecto de recuperación integral de este espacio.

El presidente de la CHE, Xavier de Pedro, y el consejero municipal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, acompañados por el alcalde pedáneo de Garrapinillos, Luis Miguel Roda, han plantado dos chopos en este humedal y han descubierto una placa conmemorativa de su 20 aniversario en el mirador de la balsa.

En esta jornada, ha detallado De Pedro, "ponemos en valor dos humedales muy importantes en la ciudad de Zaragoza, uno es esta balsa de Larralde, un espacio de reserva de la biodiversidad, y otro el Galacho de Juslibol", que posteriormente han visitado.

De Pedro ha remarcado que la balsa es "un espacio de refugio para las aves" y ha animado a todos los zaragozanos a visitarla y que "está en muy buenas condiciones".

El presidente de la CHE ha comentado que en España "los humedales han ido desapareciendo a consecuencia del cambio climático en muchos lugares" y, en ocasiones, también "por razones de salud pública". En este caso, se apostó por su restauración, "se ha recuperado y está al alcance de los ciudadanos".

Mejora desde 1995

La CHE ha querido conmemorar en este Día Mundial el 20 aniversario del inicio del proyecto de conservación y mejora integral de la balsa de Larralde. Para eso, los asistentes han realizado una plantación de varios ejemplares de ribera, como acto de sensibilización hacia estos ecosistemas y su conservación y se ha colocado una placa conmemorativa. Además, se ha realizado una visita guiada a este entorno natural.

La balsa de Larralde ha vivido una importante mejora desde 1995, cuando la Confederación del Ebro inició los programas de restauración que han permitido recuperar el humedal con limpiezas, podas, talas puntuales y plantaciones de especies de ribera, además de la creación de un sendero de láminas de madera y de un mirador-observatorio de aves.

La actuación más reciente se realizó hace ahora casi un año y consistió en una quema controlada para rejuvenecer el carrizal, mejorar las condiciones del terreno y reducir el exceso de biomasa y, con ello, el riesgo de incendios, lo que favorece a la fauna de la zona. A finales de este mes de febrero, si las condiciones climatológicas lo permiten, se realizará una nueva quema controlada.