Malala Yousafzai, la joven paquistaní "que usó la educación para desafiar a los talibanes", ha sido distinguida por unanimidad este jueves con la XV edición del Premio Convivencia de la Ciudad Autónoma de Ceuta, cuyo jurado la ha descrito como "un símbolo vivo de defensa de los derechos a la Educación y a la Igualdad, esenciales para la convivencia".

La presidenta del jurado, la subdirectora general de Cooperación Cultural con las Comunidades Autónomas, Begoña Cerro, ha glosado su adscripción a "la filosofía de la no violencia" y, como ejemplo de ella, ha recordado una de las frases que pronunció ante la Asamblea General de la ONU en 2013, cuando aseguró que aunque no tuviera una pistola y enfrente a quien le tiroteó en la cabeza y el cuello a bocajarro "no dispararía".

"Es algo que aprendí de Mahoma, el patrimonio que recibí de Martin Luther King y de Nelson Mandela, la filosofía de la no violencia que aprendí de Gandhi y la madre Teresa, el perdón que aprendí de mi padre y de mi madre", ha recordado las palabras de la premiada la alto cargo del Ministerio de Educación.

La candidatura de Malala, que recibirá 30.000 euros en metálico y una escultora de la artista ceutí Elena Laverón, fue propuesta por el Centro Cultural Al Idrissi con el respaldo de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE), el Consejo Religioso Luna Blanca y la asociación Intercultura. Sus auspiciadores destacaron de la Premio Nobel de la Paz en 2014 su "compromiso con el derecho de la mujer a la educación" incluso en las condiciones más complicadas.

Yousafzai siguió yendo a la escuela de forma casi clandestina después de que, en 2009, cuando tenía 12 años y los talibanes pakistaníes controlaban el valle del Swat, en el noreste de Pakistán, donde imponían su versión rigorista del Islam y prohibieron que las niñas acudieran a la escuela. La niña comenzó a narrar sus experiencias en un blog diario en la página de la BBC bajo el seudónimo Gul Makay.

Desde que su identidad fue revelada, Malala y su familia sufrieron amenazas continuas que se concretaron el 6 de octubre de 2012. Esedía, grupo de hombres armados llegó a su escuela, preguntó por ella y la esperó a la salida, donde subieron al autobús escolar y le dispararon a bocajarro en la cabeza y el cuello dejándola al borde de la muerte.

El jurado del Premio Convivencia, que en 2013 recibió el escritor peruano Mario Vargas Llosa, ha comunicado a la distinguida su decisión por correo electrónico y ahora espera poder cerrar una cita para proceder a la entrega del galardón a la joven, que reside en Inglaterra.

El jurado del Premio Convivencia ha estado compuesto este año por María Almudena Muñoz Guajardo, directora general de Casa Mediterráneo; Elena González González, adjunta de dirección y coordinadora de programación de la Casa Árabe; Esther Bendahan Cohen, directora del Instituto de Estudios Judíos-Centro Sefarad-Israel; Fernando Arias Canga, director de la Fundación Pluralismo y Convivencia, del Ministerio de Justicia; Enrique Beamud Martín, director del Instituto Cervantes de Tánger-Tetuán; y Begoña Cerro Prada, subdirectora general de Relaciones con las Comunidades Autónomas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Además, han formado parte del mismo Jaime Azancot Cánovas, como vocal de la Mesa Interconfesional de Melilla; Sony Vashdev Lalwany y Moisés Gabizón Ponce, en calidad de representantes del Comité Consultivo de la Fundación Premio Convivencia; la consejera Mabel Deu del Olmo, como presidenta de la Fundación Premio Convivencia, y José Moro Ferragut, que actuará de secretario.

El expresidente Adolfo Suárez, el misionero Vicente Ferrer, la asociación Mensajeros de la Paz, el escritor y filántropo Dominique Lapierre, el Pueblo de El Salvador y el de Madrid también han sido galardonados con el Premio Convivencia, como la Asociación Víctimas del Terrorismo, el economista y Nobel de la Paz Muhammad Yunus, el músico Daniel Barenboim, la Fundación Miguel Gil Moreno, el científico Manuel Elkin Patarroyo, la activista surafricana Helen Lieberman y la ONG Sonrisas de Bombay.