La cumbre ruso europea se inicia sin muchas perspectivas

  • Las tensiones entre Rusia y algunos miembros de la UE  hacen peligrar los objetivos de la reunión.
  • Polonia, Estonia y Lituania mantienen rencillas con el país anfitrión.
  • Se pretende negociar un nuevo acuerdo de cooperación estratégica.
Durao Barroso, Angela Merkel y Vladimir Putin ayer, en Samara.
Durao Barroso, Angela Merkel y Vladimir Putin ayer, en Samara.
Durao Barroso, Angela Merkel y Vladimir Putin ayer, en Samara.

Rusia y la Unión Europea inician hoy una nueva cumbre, cuya celebración ya de por sí se considera un éxito dado el estado de las relaciones bilaterales, en medio de una de las zonas más anchas del río Volga y con un amplio despliegue de medidas de seguridad.

El presidente ruso, Vladímir Putin, recibirá a sus huéspedes de la UE, encabezados por la canciller alemana y presidenta de turno de la Unión, Angela Merkel; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; y la comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner.

En una isla en el corazón de una reserva natural y a unos 100 kilómetros de la ciudad, los líderes iniciaron ayer noche el diálogo durante una cena informal, llamada a allanar el camino para las negociaciones de hoy.

Tensiones crecientes

Como telón de fondo, las tensiones crecientes de los últimos meses entre Rusia y tres de sus antiguos "aliados", hoy socios de la UE: Polonia, Estonia y Letonia.

La prohibición rusa de importar carne y productos vegetales polacos ha provocado el veto de Varsovia al inicio de negociaciones sobre un nuevo acuerdo de cooperación estratégica, que era el objetivo inicial de esta cumbre.

Uno de los principales propósitos del por ahora frustrado convenio es que Rusia aumente la seguridad de su suministro energético a Europa, y evitar que se repitan cortes como los que se han sufrido en varias ocasiones en el último año y medio.

Precisamente, el cierre de un oleoducto es el motivo por el que Letonia ha amenazado con unirse al veto polaco, también junto a Estonia, que intentó que se cancelara la cumbre, tras los problemas diplomáticos motivados por el cambio de ubicación de un monumento a los soldados soviéticos en Tallín.

Seguridad total

El casi medio millar de periodistas que se han acreditado para cubrir la cumbre han podido comprobar las inusuales medidas de seguridad desplegadas en toda la región de Samara.

Numerosas patrullas de policía custodian las carreteras y calles casi desiertas, pues las autoridades han exhortado a la población a abstenerse del uso de automóviles particulares y ha quedado prohibido durante dos días el tráfico de camiones y otros transportes pesados.

Asimismo ha sido cerrada la circulación fluvial por el Volga de los grandes buques y de las naves particulares e incluso se ha prohibido el trabajo en los huertos a orillas del río. Un jubilado llegó a quejarse ante la televisión rusa de que la policía le había precintado las despensas.

Helicópteros militares sobrevuelan las orillas del Volga y la televisión local mostró con orgullo camiones del Ejército, blindados y hasta baterías antiaéreas "Shilka" desplegadas en la zona.

A favor, y en contra

Los periodistas han sido alojados en hoteles en las afueras de Togliatti, y a orillas del Volga, pero a decenas de kilómetros de Samara, lejos de la "Marcha de los disconformes", convocada por la oposición para el día de la cumbre.

"Aquí somos gente decente, quizás en Samara haya algún que otro desequilibrado descontento", comentó Seguéi, uno de los estudiantes que han sido movilizados para recibir a los periodistas.

A cambio, en todos los hoteles y el centro de acreditación han aparecido grupos de jóvenes bajo la bandera del movimiento oficialista "Nóvyie Liudi" (Gente Nueva), que reparten banderines de Rusia y la UE y también un folleto a todo color "Rusia y Europa juntos".

"Rusia y la UE son capaces y deben ser aliados en el liderazgo mundial del siglo XXI", proclama la nota, que también hace referencia a los planes de Estados Unidos de instalar en la República Checa y Polonia elementos de su escudo antimisiles.

Asimismo menciona las "marchas sistemáticas de los veteranos de las SS" en Estonia, las voces en Lituania a favor de seguir el ejemplo polaco y el propósito de Polonia de desmantelar los monumentos soviéticos.

Por último, bajo los nubarrones del "fascismo estonio" y "el "escudo antimisiles USA", aparece la pregunta principal de la proclama: "¿Será nuestra amistad verdadera si algunos miembros de la UE siguen escupiendo a nuestra historia común?".

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