El número de usuarios del servicio de teleasistencia se ha disparado un 29% en Barcelona ciudad desde 2011, mientras que se ha mantenido estable, tras años de importantes crecimientos desde su puesta en marcha, en el resto de municipios de la provincia.

La Diputació de Barcelona empezó a ofrecer este servicio en las 310 poblaciones de menos de 300.00 habitantes en octubre de 2005. Ese año cerró con 3.800 usuarios, y nueve años después eran 63.000. Si bien el crecimiento se estabilizó (ha aumentado un 2,9% desde 2011), hay 21.880 usuarios más que cuando estalló la crisis en 2008, y la tasa de cobertura es del 10,1% entre personas de más de 65 años, y del 35,2% entre los mayores de 85. En la capital catalana, el crecimiento ha continuado hasta hoy, con un total de 70.000 personas atendidas, un 29% más que hace cuatro años.

Algunos consistorios refuerzan este servicio con iniciativas paralelas. Uno de ellos es Santa Coloma de Gramenet, que ha invertido 6.000 euros en la compra e instalación de 200 detectores de humo en casa de usuarios de teleasistencia que viven solos y tienen más de 75 años. En caso de accidente, el dispositivo alerta a los Bomberos y al personal de teleasistencia.

"Eran los 200 hogares con mayor riesgo de sufrir un incendio y con esta iniciativa queremos mejorar su seguridad", explica a 20minutos la alcaldesa, Núria Parlon, quien recuerda que el Consistorio presta otros servicios como las comidas a domicilio, ayuda doméstica y pequeñas obras para adaptar 150 viviendas, que en 2014 permitió contratar a 15 desempleados de larga duración. "Queremos dignificar su vida en casa", concluye.

Aurora es usuaria del servicio de teleasistencia desde hace años. "Estoy muy contenta. Se preocupan mucho por los mayores y me ayudan con cualquier problema", explica satisfecha esta vecina de Santa Coloma de Gramenet, que recuerda cómo la ayudaron con su marido enfermo cuando vivía en casa y tenían algún problema. "Me enviaban la ambulancia enseguida", añade.

A ella también se la llevaron al hospital hace unos meses por culpa de los efectos secundarios de una medicación nueva. "Y de repente aparecieron mi sobrina y su marido. Los habían avisado", afirma recordando la sorpresa. Recientemente le han instalado un detector de humos. "Afortunadamente, desde entonces no se me ha quemado nada, pero antes sí me había pasado varias veces", admite Aurora, quien reconoce que a veces se despista y hecha de menos las llamadas periódicas que hace días que no recibe.