Una mujer, tras tres operaciones "desastrosas": "Lloré... tenía un pecho más grande que otro"

  • Marina R.R., una de las pacientes que ha sufrido las negligencias del cirujano Vicente del Pino, cuenta a 20minutos su experiencia.
  • El médico le sometió a tres operaciones con tan solo 18 años que le dejaron con un pecho deformado, asimetría y fuertes dolores.
  • "La operación me cambió el carácter. No he vuelto a ser la misma", dice.
  • Las reclamaciones por negligencias médicas suben un 3,3% en Madrid.
Imagen de un quirófano.
Imagen de un quirófano.
GTRES
Imagen de un quirófano.

Marina R.R. es una de las muchas pacientes que ha sufrido los destrozos del cirujano plástico Vicente del Pino. En 2007, con solo 18 años, sus padres pagaron una reducción de pecho debido a un complejo que arrastraba desde hacía años. Al principio trató de ir por la sanidad pública, "pero yo era muy joven y la médico que me atendió no es que tuviera mucho don de gentes. Me trataron fatal y decidí que no quería operarme ahí", dice Marina a 20minutos desde Nueva York, ciudad en la que reside hoy en día.

En Vicente del Pino sí que encontró un médico más cercano, aunque nunca le inspiró demasiada confianza: "Me parecía un poco farsante. Siempre decía que antes que mi médico era 'un amigo', incluso me confesó que las fotos con firmas de personajes famosos que adornaban su despacho eran falsas. Un truco para ganarse a la gente", continúa Marina. "Pero como era joven mis padres insistieron en que confiara en él. Fueron muy ingenuos", dice.

Fruto de esa confianza son tres operaciones "desastrosas", un traslado de urgencia desde Buenos Aires a Madrid por el desprendimiento de uno de sus implantes, un seno deformado, asimetría de pechos, pezones de tamaños diferentes y torcidos, dolores y graves secuelas psicológicas.

A principios de diciembre el Juzgado de Primera Instancia número 88 de Madrid dictó una sentencia favorable a  Julia García Domínguez, abogada de la asociación El Defensor del Paciente, la asociación que lleva su caso. Esta sentencia obliga a del Pino a pagar 73.161 euros por los daños y perjuicios ocasionados. La sentencia es firme y ya no admite más posibilidades de recurrir.

"Solo comenzar con el juicio nos costó 12.000 euros, y en las operaciones nos hemos gastado otros 10.000. Pasaré una última vez por el quirófano, pero para no volver más. En Miami parece que hay una clínica seria especializada en casos de cáncer de mama", explica Marina.

La primera intervención data de julio de 2007, cuando fue sometida a una elevación con el objetivo de reducir el tamaño de sus pechos. Tras la operación, cuando se vio en el espejo, se echó a llorar. Ante ella aparecían unos pechos irreconocibles, con un pezón por la mitad, otro torcido y una tremenda asimetría mamaria. Uno de los senos estaba totalmente deformado, como si hubiera una costura tirando de él hacia arriba.

"Él me dijo que estuviera tranquila, que eso era algo normal y que con el tratamiento posoperatorio a base de masajes drenantes todo quedaría bien".

Los implantes, en la segunda operación

No fue así, y en 2009 se sometió a una segunda intervención: "Nos puso la excusa de que el médico que me había operado no fue él, sino un empleado al que ya había despedido". En esta nueva operación el doctor pensaba haber dado con la clave. Sabiendo que en su familia había antecedentes de cáncer de mama, del Pino decidió extraer sus glándulas mamarias y poner en su lugar unos implantes.

"Me pareció rarísimo porque yo sabía que para esa intervención había que realizar un estudio genético previo. Pero me convencieron para que me fiara del doctor", sigue relatando Marina.

La familia no sabía por aquel entonces que del Pino sería expedientado años más tarde por la Sociedad Española de Cirugía Reparadora y Estética (Secpre) ante las decenas de quejas acumuladas por sus pacientes. Tampoco podían imaginarse las dos sentencias por las que, tiempo después, sería condenado debido a mala praxis médica.

El resultado fue aún peor que el primero, "tenía un pecho aún más grande que otro, y él decía que la asimetría mamaria era normal. Además, me dolían. No paraba de inventarse excusas, que si tenía la piel fina, que si con el tiempo se arreglaría...".

Harta de tan malos resultados Marina pidió consejo a otro doctor, pero no quiso pronunciarse sobre la labor de su colega y le recomendó que siguiera las indicaciones de Del Pino.

Así, a mediados de 2009 se sometió a una tercera intervención. Pero no fue por voluntad propia. Marina ya no quería saber nada más de operaciones. En esos días se había mudado a Buenos Aires. Vivía con una amiga y, una tarde, mientras se daba crema, su compañera le advirtió de que algo raro le pasaba en el pecho. Era una de las prótesis, que se asomaba desde un lateral.

Costurones e hilos en el pecho

"Tuve que ser trasladada de urgencia desde Buenos Aires a Madrid, y Del Pino volvió a operarme. "En Argentina había visto a  varios doctores. Uno de ellos se sorprendió cuando vio lo que me habían hecho, y me sacó tres hilos del pecho izquierdo que se habían dejado. Hoy todavía tengo picores internos en uno de los senos, seguro que se olvidaron algo más dentro".

El resultado de la tercera operación fue, de nuevo, catastrófico. Harta de todo, Marina se fue a vivir a China, donde conoció a su pareja actual, con la que ahora vive en Nueva York. "Siempre viajé mucho porque mi madre era azafata de vuelo, pero sobre todo lo hago para encontrarme a mí misma. La operación me cambió el carácter. No he vuelto a ser la misma. Antes era mucho más alegre y confiada. Cuando acaba toda esta pesadilla iré a terapia".

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