Las protestas del sector naval van a más en Vigo. Aunque ayer fue la novena jornada de movilizaciones, los ánimos no han hecho más que calentarse. Desde los sindicatos aseguran que «la patronal está perdiendo el tiempo» y en las calles los trabajadores siembran casi el pánico.

Ayer la peor parte la sufrió el edificio vigués de la Xunta y, en consecuencia, los ciudadanos. Allí, desalojaron a los funcionarios y se dispersaron por las diferentes plantas destrozando el mobiliario, rompiendo las máquinas de café, tirando expedientes por las ventanas y realizando pintadas en las paredes. Mientras, los funcionarios se afanaban en recuperar los documentos originales de los ciudadanos que en algún momento habían realizado trámites allí.

Ante este problema, la Xunta ha asegurado que intentará recuperar los miles de expedientes dañados y pedirá una «valoración jurídica» por las consecuencias de los hechos. Y es que, según el delegado de Traballo, Pedro Borrajo, son «muchos de ellos irrecuperables».

Además, los accesos a la ciudad se mantuvieron cerrados durante hora y media al bloquear la AP-9. Los atascos fueron de hasta seis kilómetros.

Ayer, alrededor de 2.000 manifestantes se dividieron en grupos dejando a su paso  fuego, papeleras rotas y tráfico colapsado en toda la ciudad.

Hoy se retomarán las negociaciones después de que la pasada tarde se suspendiese la reunión entre patronal y sindicatos. Los empresarios acudirán «confiando que se den las condiciones mínimas de seguridad».

Los empleados del naval reivindican que todas las empresas conviertan en indefinidos al 45% de su plantilla.