El ‘personal shopper’ de las chicas de oro de Manhattan

  • Abelardo Ruiz, natural de Carmona, lleva desde 2007 viajando a Nueva York para vestir a sus clientas multimillonarias.
  • Durante 10 días se pierde por Upper East Side o el Village para encontrar lo mejor para ellas.
  • Dice que la crisis ha traído la "no moda", el trueque y venta de ropa usada.
El 'personal shopper' de Nueva York en la puerta de su tienda de moda de Sevilla con su galgo.
El 'personal shopper' de Nueva York en la puerta de su tienda de moda de Sevilla con su galgo.
P. C.
El 'personal shopper' de Nueva York en la puerta de su tienda de moda de Sevilla con su galgo.

Su galgo lleva  chaleco de cuello vuelto. "Es mío. Se lo corté para que Serrana vaya con glamour y abrigada, como yo", dice su dueño, Abelardo Ruiz.

Este sevillano, natural de Carmona y arquitecto de interiorismo, es un reconocido personal shopper de la alta sociedad neoyorquina. Desde 2007 viaja 6 veces al año a Manhattan para vestir a sus 20 chicas de oro de la Gran Manzana, clientas casadas con multimillonarios cuyas agendas dan vértigo.

"Un personal shopper en Nueva York es tan necesario como un médico o un abogado. Ese es el nivel", dice Ruiz en la puerta Intrusa, la tienda de moda que regenta a pocos metros de las famosas setas sevillanas.

Cuando cruza el charco, Aberlardo se pierde por el Upper East Side o el Village para encontrar las prendas que harán que sus clientas se distingan del resto. Ese es su sello. Durante 10 días, en los que admite que disfruta mucho, busca complementos y trajes de fondo de armario, cocktails o bodas.

Lo que se gasta, dice, es "incalculable": zapatos de 700 a o un diseño de 18.000 a de alta costura de Christian Lacroix. Abelardo dice que en sus rutas por Nueva York nunca paga nada ya que "las facturas y las compras les llegan a las clientas a sus casas", dice.

Su pasión, el shopping, le permite vivir momentos únicos, como comer con alguna de sus chicas ostras con cava en algún lugar idílico, comenta riéndose.

La no moda

Ruiz cree que la crisis ha traído la "no moda", el trueque y la venta de ropa usada. "Ahora se lleva todo bien puesto, pero hay que acertar las 24 h. La clave es sentirte agradable siempre". La moda, mantiene, es una "actitud. Hay que ir en perfecto estado de revista. Influye en la vida. Igual que cada profesión tiene un look hay uno para cada ocasión".

En Intrusa, su local, espejo de su forma de vivir, hay casi de todo: ropa vintage, de jóvenes diseñadores andaluces y neoyorquinos, y joyas. Como un salto de cama de una sevillana. "Es de los 60. Lo estrenó en su luna de miel. La firma es de París", dice encantado.

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