Una familia asturiana se ha salvado del incendio que se ha producido en la madrugada del lunes en un bloque de viviendas en la localidad oscense de Formigal, en la Comarca del Alto Gállego. "El fuego comenzó en el tejado y en 15 minutos de ver humo las llamas ya eran de dos metros", relata a Europa Press el ovetense Eduardo Martín Quero, propietario de uno de los apartamentos.

El asturiano, casado con una zaragozana y padre de un niño y una niña de cuatro y año y medio, respectivamente, habla de "milagro" cuando comenta el suceso. "Siempre me acuesto yo antes que mi mujer pero esa noche la casualidad hizo que fuese ella la que se fue a la cama una hora después que yo y viese que del techo salía humo".

Martín Quero cuenta que le resultaba todo muy extraño porque ellos siempre apagan la chimenea antes de dormir, la limpian de hollín y toman todas las precauciones al detalle, pero el humo no venía de la chimenea, sino que venía del techo de madera del apartamento. "No ha sido una imprudencia", recalca.

"En ese momento cogí un extintor pequeño e intenté vaciarlo entre la rejilla de la madera del techo, pero parecía inútil así que hice lo mismo con uno más grande en el tubo de la chimenea. Creo que lejos de apagarlo se avivó", señala.

Acto heroico

En ese momento decidieron coger a los pequeños y salir de los apartamentos —en la calle había cuatro grados bajo cero a las 01.15 de la madrugada—. Una vez abajo Eduardo Martín volvió a subir para avisar a sus vecinos. Tras golpear la puerta con las manos y ver que no abrían la puerta utilizó un extintor parta derribarla. "Cuando subía por las escaleras había bastante humo y me encontré al padre de la familia un poco afectado", relata. Aún así pudieron todos salir del apartamento y salir a la calle.

El su apartamento ha quedado totalmente calcinado. "No se ha salvado nada. No ha quedado nada en pie", afirma. Aún así ha agradecido la "valentía y el coraje" de los bomberos que aún sabiendo que nadie se encontraba en el interior de los apartamentos se metieron dentro para apagar las llamas desde abajo. Asimismo, tuvieron que desalojar a otras diez familias del edificio colindante para evitar riesgos.