Irse de casa de sus padres se ha convertido en los últimos tiempos en una verdadera hazaña para los jóvenes madrileños. Al menos eso es lo que se desprende del último Observatorio de Emancipación elaborado por el Consejo de la Juventud de España, que fue presentado este miércoles. El informe, que se realiza a partir de datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), desvela que en el segundo trimestre de 2014 el número de jóvenes madrileños entre 16 y 29 años emancipados era de 197.834, lo que supone un 20,07% menos que en el mismo periodo de 2013. La tasa de emancipación (el número de jóvenes emancipados con respecto al total) es del 21,8%.

"Esta tendencia ya se venía produciendo en los últimos años, pero este último dato resulta muy llamativo", opina el sociólogo Joffre López, uno de los autores del estudio, que apunta a otro dato "más preocupante": "Ha descendido un 6% el número de jóvenes madrileños entre 30 y 34 años emancipados. Este dato resulta más preocupante aún porque estamos hablando de personas con empleos ya consolidados".

Una de las principales causas de este aumento es que los jóvenes prefieren seguir estudiando y retrasan su incorporación al mercado laboral para estar mejor preparados. "De esta forma esperan tener más posibilidades de encontrar un trabajo acorde con su cualificación que les permita independizarse y disfrutar de una cierta solvencia económica", señala López.

La dificultad en el acceso a la vivienda por su alto precio es otro de los inconvenientes que encuentran los madrileños menores de 30 años para emanciparse. "El mercado inmobiliario de la Comunidad de Madrid es uno de los más restrictivos de España para los jóvenes pese a que los precios han descendido en los últimos años. Resulta increíble pero muchas ocasiones resulta más barato pagar una hipoteca que un alquiler", afirma Joffre López. Precisamente respecto al tema de la vivienda, el informe señala que para acceder a una vivienda libre de precio medio (200.810 euros) en propiedad, un joven madrileño asalariado debería destinar el 72% de su salario; si hablamos de un piso de alquiler medio (700) necesitaría menos, el 60,7%. "Esta situación persuade a muchos jóvenes. No hay una alternativa atractiva a vivienda libre, como ocurre en otros países", añade.

La última razón que explica la caída de la emancipación en la región es la precariedad laboral. "Los sueldos que ofrecen las empresas a los jóvenes son cada vez más bajos. Si a esto le añadimos que en la mayoría de los casos estamos hablando de contratos temporales y a tiempo parcial, el futuro laboral que perciben los jóvenes es desolador", concluye López. Como consecuencia de los bajos sueldos, "la emancipación residencial en la comunidad no sería factible económicamente para las personas asalariadas que quisieran emprender la independencia residencial en solitario", señala el informe, que revela que el número de jóvenes menores de 30 años que viven solos ha disminuido un 28,4% en el último año. Por su parte, el número de hogares jóvenes de la misma franja ha descendido un 13,8%.

El análisis de la actividad laboral entre los jóvenes menores de 30 años en la región muestra que las personas con estudios superiores tienen más posibilidades de trabajar. La tasa de actividad de la población joven con estudios superiores finalizados (200.896 personas) es del 85,3%, mientras que para el resto de niveles formativos se mantiene por debajo del 52%. Pese a ello, la actividad laboral para las personas con estudios superiores ha descendido un 12,6% en el último año.

[Los datos utilizados para la elaboración del estudio se han extraído de estadísticas oficiales del INE, como la EPA o la Encuesta de Condiciones de Vida, que fueron objeto de un cambio metodológico hace un año. Por ello, los valores absolutos referentes a 2013 han sido revisados por los autores del estudio para equipararlos a los datos establecidos por el INE tras la revisión de su metodología].