El Premio Rafael Padura reconoce a Carlos Domínguez, de Aldomer, y al presidente de CES asesinado por Grapo

El presidente de la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES), Miguel Rus Palacios, acompañado por Rafael Padura de Castro, ha hecho entrega del VIII Premio Rafael Padura Rodríguez, a Carlos Domínguez Merino, presidente ejecutivo del Grupo Aldomer- Refractarios Alfran, en el transcurso de un acto que ha estado presidido por el delegado de Empleo, Economía, Fiestas Mayores y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Gregorio Serrano.

El presidente de la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES), Miguel Rus Palacios, acompañado por Rafael Padura de Castro, ha hecho entrega del VIII Premio Rafael Padura Rodríguez, a Carlos Domínguez Merino, presidente ejecutivo del Grupo Aldomer- Refractarios Alfran, en el transcurso de un acto que ha estado presidido por el delegado de Empleo, Economía, Fiestas Mayores y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Gregorio Serrano.

La CES instituyó este galardón en 2007 como homenaje del empresariado sevillano a Rafael Padura, presidente de la CES asesinado por los Grapo en atentado terrorista en el año 1984, y rendir tributo a la labor de aquellos empresarios de la provincia que se han destacado por su compromiso social, su entrega al mundo de la empresa y por su contribución al desarrollo de la provincia.

En el acto estuvieron presentes la viuda y los dos hijos de Rafael Padura a quienes se dirigió, en primer lugar, el presidente de la CES para hacerles llegar el apoyo de los empresarios de Sevilla a la memoria de quien fue su presidente, ya que "siempre estaremos a vuestro lado y hoy es un día en el que queremos rendir un homenaje muy sentido y muy especial a quien fue nuestro presidente y cuya memoria queremos que siga viva en la CES".

"A Rafael lo mataron porque era presidente de la CES y una de las grandes figuras públicas del panorama económico sevillano. Por eso, no podemos olvidar y, sobre todo, dejar de lado aquello por lo que tanto luchó y que le costó la vida", recalca, subrayando la "unión, con mayúsculas, del empresariado y la defensa de la empresa de nuestra provincia".

Así, recalca que él era "un firme convencido del papel que las organizaciones empresariales juegan en la sociedad y de la necesidad de luchar por ese ideal". "Esos son los objetivos que queremos preservar con la institución de este Premio y son las características que distinguen a cada uno de los premiados en estos años y, muy especialmente, a Carlos Domínguez Merino", añade.

Sobre el homenajeado, Miguel Rus destaca su entrega al trabajo y el gran esfuerzo realizado para convertir el Grupo Aldomer y Refractarios Alfrán en una empresa centenaria, con cuatro generaciones de la "familia implicadas en el empeño, que han sabido resistir y hacer frente al futuro con una buena y planificada estrategia empresarial".

"Vuestra apuesta por Sevilla ha estado siempre latente en cada una de vuestras actuaciones, y los 77 años pasados en Triana, justo enfrente del Cachorro, imprime carácter y orgullo por mantener esos principios de estirpe empresarial. Habéis sabido manteneros en el mercado, y sois un ejemplo de cómo hay que gestionar una empresa y cómo un grupo familiar como el vuestro no sólo ha ganado en competitividad en nuestro país, sino que ha dado el salto al exterior con éxito", sentencia.

Rus ha enumerado Méjico, Marruecos, Colombia, Brasil, Arabia Saudita como países en los que están presentes, con una política de expansión que os permitido pasar de los 7,2 millones de facturación en 2001 a los 34 millones en 2014, con más de 300 trabajadores.

Tras recoger el premio y agradecer a la CES la distinción de que ha sido objeto, Carlos Domínguez Merino tuvo unas palabras para la familia de Rafael Padura y la labor de éste en las organizaciones empresariales. A continuación, hizo un repaso a la trayectoria histórica de una empresa que inició en 1914 su abuelo Fernando Domínguez Alfaro, de una familia humilde del arrabal de Triana, que nació en la calle Alfarería y era alfarero de vocación y de profesión.

Señala que es entonces, cuando decide emanciparse como trabajador en la Cartuja de Pickman y monta un pequeño taller y un horno para fabricar casquillos cerámicos, portalámparas y, posteriormente, productos cerámicos diversos. En 1920 trasladan la fábrica de la calle Alfarería hasta la calle Castilla, donde estuvieron instalados hasta 1991. Será en 1934, con la incorporación de la segunda generación, cuando se inicia la fabricación de productos refractarios y da comienzo la ampliación de la empresa que continua en el tiempo y que ha permitido llegar a 2014 con una facturación de 34 millones de euros y más de 300 trabajadores en plantilla.

En palabras de Carlos Domínguez, "tras el traspaso de la gestión de la empresa de la tercera a la cuarta generación, nos encontramos actualmente con una empresa familiar rejuvenecida, diversificada e internacionalizada". "Somos, añadió, un referentes a nivel internacional en un sector tan estratégico como lo es el refractario, y con una competencia a nivel nacional muy agresiva por la caída en picado del mercado de consumo en nuestro país, y muy en especial en nuestro caso, muy afectados por la caída del cemento, del acero, de los productos petroquímicos y de la energía entre otros", agrega.

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