La desaparición de las cuotas lácteas fue uno de los principales temas tratados durante la jornada organizada la pasada semana por la Asociación de Empresarios de Explotaciones Agrarias de Menorca (Agrame), en la cual participaron más de medio centenar de ganaderos menorquines, quienes manifestaron su preocupación por las consecuencias económicas que puede acarrear esta medida.

El vicepresidente de la Organización de Productores Lácteos (OPL), Fernando Sainz de la Maza, fue el encargado de informar a los asistentes sobre el futuro del sector tras la eliminación de las cuotas lácteas que se producirá el día 1 de abril de 2015.

Cabe recordar que, entre otras medidas, el Gobierno central ha establecido la obligatoriedad de suscribir contratos entre los productores y los compradores de leche, con una duración mínima de un año, en el que deberán fijar las condiciones de precio y cantidad de litros a suministrar.

El Gobierno, a través del organismo de Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) vigilará el cumplimiento de esa obligación que, además, también se exigirá a los productores para el cobro de las ayudas de la Política Agrícola Común (PAC).

En ese aspecto, Sainz de la Maza, animó a los ganaderos a unirse como organización de productores, con el fin de defender sus intereses ante los compradores.

Sin embargo, el vicepresidente de la OPL subrayó que, a pesar la situación difícil que deberán afrontar los ganaderos el año próximo, se han previsto ayudas complementarias al sector desde la reforma de la PAC, para lo cual se ha suplementado una partida de 93 millones de euros para el sector lechero.

Trastorno de la cetosis

Durante la jornada también se trató el trastorno de la cetosis que tiene una gran incidencia en el ganado vacuno de leche. Al respecto, la veterinaria y consultora técnica de la empresa Elanco Animal Health, Cristina Andreu, alertó a los asistentes de importancia de detectar ese trastorno y llevar un seguimiento del mismo, con el fin de adoptar las medidas preventivas y correctoras.

La cetosis es una situación metabólica del organismo por un déficit en el aporte de carbohidratos que provoca la quema de grasas para obtener energía. El problema, que permanece oculto en muchas explotaciones lecheras, provoca importantes pérdidas económicas, que pueden suponer entre 250 y 600 euros por vaca afectada.