La cumbre del clima cierra un acuerdo de mínimos para evitar el fracaso y deja frentes abiertos

  • Por primera vez, todos los países tendrán que aprobar acciones para combatir el calentamiento.
  • Los 190 países firmantes han acordado un principio de fecha límite, el 31 de marzo de 2015, para establecer sus propios planes de reducción de emisiones.
  • El acuerdo impone a las naciones desarrolladas la responsabilidad de proporcionar apoyo financiero a los países en desarrollo.
El grafiti 'Futuro', de los artistas españoles Javier Serrano y Pablo Purón se exhibe junto a los Plenarios de la Cumbre del Clima COP 20.
El grafiti 'Futuro', de los artistas españoles Javier Serrano y Pablo Purón se exhibe junto a los Plenarios de la Cumbre del Clima COP 20.
EFE
El grafiti 'Futuro', de los artistas españoles Javier Serrano y Pablo Purón se exhibe junto a los Plenarios de la Cumbre del Clima COP 20.

La cumbre climática de Lima ha terminado este domingo tras una maratoniana sesión definitiva de negociación que ha culminado con un acuerdo de mínimos en el que se estipula, por vez primera, que cada país se comprometa a desarrollar planes individuales para reducir las emisiones de gases responsables del cambio climático, aunque deja muchos frentes abiertos.

LaLlamada de Lima para la Acción Climática estipula que todos los países, tanto los desarrollados como los emergentes, emprendan acciones inmediatas para combatir el cambio climático. Sin embargo, se desconoce si el plan de acción será suficiente para alcanzar el objetivo ideal: reducir el calentamiento global al límite establecido de dos grados centígrados por encima de los niveles preindustriales a finales de siglo.

"A mí me parece que está bien, y creo que es un acuerdo que nos impulsa", ha declarado el ministro de Medio Ambiente peruano y presidente de la cumbre, Manuel Pulgar-Vidal.

Ayuda de los ricos a los pobres

Hay que destacar que el acuerdo impone a las naciones desarrolladas la responsabilidad de abanderar la lucha contra el cambio climático proporcionando apoyo financiero a los países en desarrollo quienes, a su vez, deberán adoptar medidas para frenar la contaminación que genera su emergente industria.

Países como India, cuyo ministro para el Medio Ambiente, Prakash Javedekar, expresó su satisfacción —"tenemos lo que queremos", declaró— ante la responsabilidad asumida por los países más desarrollados, que supone un agradecido cambio de tendencia tras 20 años en los que las principales economías del mundo han renunciado a liderar esta lucha.

Así, los 190 países firmantes han acordado un principio de fecha límite, el 31 de marzo de 2015, para establecer sus propios planes de reducción de emisiones.

En suma, "se trata de un buen documento que prepara el camino a la cumbre de París", en palabras del Comisario Europeo de Cambio Climático y Energía, Miguel Arias Cañete.

Concreción

El texto contiene muchas referencias a los "elementos" que deberá contener ese futuro acuerdo de París, pero sin concretarlos, ya que en los trece días que ha durado la reunión quedó claro que, en Lima, el consenso iba ser imposible en torno a algunos temas.

Ese hecho, implica "que quedan muchos frentes abiertos y mucho trabajo por delante el próximo año" para que París sea un éxito, asegura Teresa Ribera, directora de uno de los principales lobbies climáticos europeos, el IDDRI.

Lima deja abierta, por ejemplo, la fórmula jurídica que tendrá el futuro acuerdo, aunque propone tres opciones: "protocolo", "instrumento legal" o "resultado acordado".

Y habla de que deberá ser un pacto "equilibrado y de equidad", que contenga "responsabilidades comunes pero diferenciadas", pero no detalla cómo se va articular esa diferenciación.

Apela a desarrollar un mecanismo internacional para pérdidas y daños asociados con los impactos del cambio climático, y a implementar la financiación a la adaptación, pero no cuenta cómo ni presenta una hoja de ruta para alcanzar los 100.000 millones de dólares comprometidos por los países en esta última materia para 2020.

Tampoco aclara qué va a hacer la ONU si al contabilizar los compromisos de reducción que le presenten los países detecta que son insuficientes para que la temperatura global no supere esos dos grados, que podrían convertir el planeta en un lugar "inhabitable" según los científicos.

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