Cuatro años de cárcel por los ruidos de su local

  • Condenado por un delito contra los recursos naturales.
  • El dueño de un bar tendrá que indemnizar a cuatro vecinos.
  • Actuó sabiendo los riesgos para sus vecinos, según la sentencia.

El Tribunal Supremo ha confirmado una condena a 4 años de prisión contra el responsable de un bar por los ruidos que generaba el establecimiento en una sentencia en la que expresa su sorpresa porque no se haya tenido en cuenta en el proceso la posible comisión de un delito de lesiones a los vecinos.

Una larga exposición a ruidos puede dar lugar a una lesión corporal
La Sala de lo Penal del alto tribunal rechaza así el recurso presentado por el dueño de un bar-restaurante de Barcelona que fue condenado por un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente a 4 años de prisión y a indemnizar a 4 vecinos con cantidades que oscilaban entre los 10.000 y los 6.000 euros por los daños y perjuicios causados a la salud psíquica e intimidad personal.

"Una larga exposición a ruidos que perturban el sueño, en el presente caso por lo menos seis meses, puede dar lugar en sí misma a una lesión corporal, en la medida en la que por lesión se debe entender una perturbación sensible del bienestar corporal", considera el Supremo.

"Perturbación sensible del bienestar corporal"

El Supremo explica que el condenado sabía del peligro generado por la explotación del restaurante para el medio ambiente "y tenía también conciencia del peligro que esto generaba para la salud de las personas que resultaron lesionadas por su acción", vecinos del mismo edificio y otro colindante con el bajo que ocupaba el establecimiento.

En este sentido, dice el alto tribunal, "es sorprendente que habiéndose producido una concreción del peligro no se haya tenido en cuenta en este proceso la posible comisión del delito de lesiones en concurso ideal con el de peligro".

Reconoce el derecho a no sufrir ruido "socialmente no aceptado"

La Audiencia Provincial de Barcelona consideró probado que a consecuencia de la reiterada existencia de ruidos procedentes del bar explotado por el acusado -que no adoptó las medidas correctoras exigidas por el Ayuntamiento- en los domicilios y dormitorios de los cuatro vecinos, "todos ellos se han visto sometidos a una continuada de insomnio y estrés".

Además, dos de ellos, según la sentencia, desarrollaron un cuadro clínico ansioso-depresivo que precisó tratamiento farmacológico.

Señala también que las personas tienen derecho "a que la porción de medio ambiente en la que viven una parte considerable de su vida esté protegido de todo ruido que no pueda ser considerado socialmente adecuado, como los que están legal y reglamentariamente proscrito".

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