Las bandas tributo: el arte de ser otro (y un fenómeno musical que no cesa de crecer)

  • Tras agotar entradas en Europa y levantar al público barcelonés, The Musical Box, banda tributo de Genesis, llega este jueves a Madrid.
  • Mientras que los grupos que homenajean a otros llevan décadas asentadas en el extranjero, en España es un fenómeno relativamente reciente.
  • En el último lustro, sin embargo, su número se ha multiplicado.
Abbey Road (tributo a The Beatles), The Musical Box (Genesis) y Hell House (Guns N' Roses), de izda. a dcha.
Abbey Road (tributo a The Beatles), The Musical Box (Genesis) y Hell House (Guns N' Roses), de izda. a dcha.
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Abbey Road (tributo a The Beatles), The Musical Box (Genesis) y Hell House (Guns N' Roses), de izda. a dcha.

Denis Gagné se desprende de un extravagante sombrero coronado por plumas justo en el momento en el que lo hizo Peter Gabriel durante el concierto que Genesis ofreció en Quebec en 1974 (concretamente, en el minuto 1.29 del tema Dancing with the Moonlit Knight). Como aquel, realiza un inquietante giro de cabeza cuando la batería emprende una descarga atronadora en Watcher of the Skies. Y acompaña con pasos marciales los primeros acordes de  The Battle of Epping Forest. Tras veintiún años convirtiéndose en Genesis sobre el escenario, los miembros de la banda de Gagné, los canadienses The Musical Box, han llegado a cantar, tocar, moverse e, incluso, sudar o carraspear como lo hicieron sus ídolos cuatro décadas atrás. La perfección llega a tal extremo que el grupo ha sido elogiado por la prensa especializada, por lo general poco atenta a este tipo de manifestaciones. Y cuenta con el beneplácito de los componentes de Genesis (Phil Collins, incluso, declaró que 'sus clones' han llegado a tocar mejor de lo que jamás lo hicieron ellos). Con estos credenciales, la banda lleva décadas de giras internacionales. El pasado mes de octubre abarrotó el Olympia de Paris durante dos días consecutivos. El miércoles levantaron al público de Barcelona y este jueves volverán a hacerlo en Madrid, donde muchos coinciden en que las formaciones tributo están en auge. ¿El secreto? En el caso de bandas como The Musical Box, "la nostalgia", admite su bajista, Sebastian Lamothe, quien reconoce que nunca se sabe del todo si el aplauso final del público va dirigido a The Musical Box o a Genesis.

Mientras las bandas que homenajean a grandes grupos llevan años de éxito en el extranjero, donde han logrado un lucrativo hueco en el paisaje del pop rock, en España se trata de un fenómeno relativamente reciente, pero que desde que comenzó, hace más de un lustro, no ha hecho más que crecer.

"Cuando empezamos hace diez años éramos la única agencia especializada en bandas tributo en España; hoy las hay por todas partes", asegura Raquel Bassas, responsable de la empresa Beba 33, en  cuyo catálogo figuran Abbey Road (los Beatles españoles y los más solicitados de la lista), Momo (banda que recrea el universo musical de Queen) o Please, la banda que versiona a U2 y que está considerada la banda tributo 'oficial' de los irlandeses desde que el sello de estos les encargó la promoción en España del álbum How to dismantle an atomic bomb.

Para explicar su éxito, Bassas alude a un espectáculo "que es muy divertido" y "apto para muchas generaciones": "Los tributos sacan de casa a gente que, muchas veces, no es el público habitual de los conciertos. Por ejemplo, hay personas de 50 años a quienes les gusta la música en directo pero no encuentran una oferta a su gusto. Este tipo de grupos atraen a muchas generaciones, tanto niños como jóvenes o maduros. Unos fueron seguidores de las artistas originales, y otros, al tratarse de nombres muy populares, han escuchado su música de una u otra forma". Otra clave: el precio. "Permiten ver un buen concierto sin necesidad de gastar los 60 euros que puede valer una entrada para ver a los Rolling Stones", concluye Bassas.

Desde hace tres años, Dani Midnite es la voz de Hell House, banda española que versiona a Guns N' Roses (antes el músico perteneció a otra formación que también homenajeaba a los de Axl Rose: Gansos Rosas). Su objetivo es claro: "Poner en contacto a los auténticos fans con el espíritu original de la banda". A diferencia de The Musical Box, ellos no son un 'grupo clónico', es decir, no copian cada detalle de attrezzo, vestuario o movimiento que Guns N'Roses han exhibido en los conciertos. "Damos 'perlitas', gestos que la mayoría de los fans esperan, pero mantenemos nuestra personalidad. Desde luego, no me vas a ver con pantalones ciclista o falda escocesa", bromea Midnite aludiendo al caprichoso guardarropa de Rose. Si la estética no es la principal preocupación de la banda, sí lo es el sonido: Hell House es capaz de evocar, con bastante perfección, el universo musical de los angelinos.

Como Bassas, afirma que las bandas tributo viven un momento mucho más halagüeño que el aque atraviesan la mayor parte de los grupos emergentes. Él mismo compagina Hell House con su banda original, Neon Delta. Ambas han corrido una suerte desigual: "Las salas te ponen problemas si vas a tocar con tu banda, pero si te acercas con tu grupo tributo, se abren todas las puertas". ¿Las razones? Tal vez, unos oyentes cada vez más conservadores: "Antes las discográficas hacían de filtro de calidad de grupos. Ahora cualquiera puede grabar un disco en el salón de su casa. Los consumidores se encuentran ante una avalancha de distintas ofertas y al final optan por la más segura: la que le va a proporcionar los éxitos que ya conoce".

El músico no está en desacuerdo con la afirmación que hizo Robe Iniesta, de Extremoduro, hace unos meses, atribuyendo el aumento de bandas tributo a "la crisis de la industria musical". "Aquí no hay ayudas para las agrupaciones emergentes. No ocurre lo mismo, por ejemplo, en Londres, donde hay un circuito superdinámico y todos los días surgen nuevos talentos. Les apoyan medios, promotores, sellos, salas y el propio usuario. Aquí cada vez hay más tributos. Como sigamos así, serán los únicos que sobrevivan", se lamenta el vocalista de Hell House.

Cinco preguntas a... Sebastian Lamothe (The Musical Box)

Sebastian LamotheLlenan conciertos. ¿Cuáles son las claves?
Trabajamos para hacer llegar la ilusión que se vivió en los conciertos de la primera etapa de Genesis al público, reproducimos cada detalle de sus directos (en esta gira, el correspondiente al álbum Selling England by the Pound). Para ello, eliminamos todo lo personal, nuestros gustos, no queremos que nada se interponga entre Genesis y a la audiencia. Además, llevamos una producción enorme, equipo, luces... ofrecemos un gran show de entretenimiento para fans de la banda original y para jóvenes que han crecido con otras músicas pero que han descubierto el rock clásico.

¿Que parte de su éxito es achacable a The Musical Box y cuál a Genesis?

Llevamos mucho tiempo en esto, trabajando con mucha seriedad y desarrollando una buena técnica. Pero, aparte de todo lo que aportamos, es obvio que este proyecto es un testimonio de Genesis, una banda que, incluso hoy en día, cuando la tecnología ha evolucionado tanto, su lenguaje sigue resultando moderno y original. Fueron unos genios. Por eso, 45 años después, la gente se sigue interesando por su música y sus canciones siguen conmoviendo. La gente sale muy emocionada del espectáculo, algunos incluso lloran.

¿Qué es lo más ingrato de su trabajo?

Utilizamos los mismos instrumentos que ellos tocaban, de la misma época. Son muy antiguos, siempre están rotos y siempre hay algo que arreglar. Los problemas técnicos son el pan de cada día.

Como banda tributo, ¿les gusta el tratamiento que los medios les dispensan?

Las bandas tributo nunca han estado bien vistas por la comunidad artística, siempre han sido consideradas de segunda clase. Es algo con lo que hemos tenido que convivir durante años. Sin embargo, hemos tenido suerte porque nuestro público tiene una visión diferente y nos ha apoyado. No somos arrogantes, sabemos que no somos Genesis pero nuestra misión es transmitir su energía.

Llevan 21 años con este proyecto. ¿Se ven con él dentro de otros tantos?

Genesis tiene muchísimos fans y nuestro trabajo continuará mientras ellos existan. Es cierto que los seguidores se han ido haciendo mayores y que en algún momento esta aventura llegará a su fin y no será necesaria. La era del rock clásico está muriendo lentamente, tal vez por eso estos shows también cuentan con la fuerza de la nostalgia.

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