Dos coches-bomba suicidas atacaron este domingo el centro policial de la ciudad de Samarra, en un ataque conjunto en el que unos diez terroristas también se usaron bombas de mortero.

El primer coche explotó en la dirección general de la policía en Samarra , y provocó la muerte de siete policías. Poco después, un segundo coche estalló a las afueras de la ciudad, dejando ocho heridos.

Por otra parte, el número de víctimas mortales de otro atentado con coche-bomba perpetrado al parecer por suníes, ascendió a 30 en Bayaa, Sadr City , un barrio suburbial chií de la capital. Según la policía irakí, al menos 100 personas han resultado heridas.

El suceso se produjo cerca de un concurrido mercado de la capital. Tan pronto como el coche hizo explosión, la policía señaló que murieron siete personas. El atentado pudo producirse como respuesta al ataque aéreo estadounidense durante la madrugada.

Ataque aéreo

Asimismo, a las tres de la mañana de este domingo, fuerzas estadounidenses atacaron la fortaleza chií en el mismo barrio de Sadr City, mediante una incursión aérea en la que murió una persona y ocho resultaron heridas.

Este barrio marginal de la capital es el reducto de la milicia armada Mahdi, cuyo líder es el clérigo Muqtada al-Sadr . Forma parte de la descentralización de comandos del terrorismo islámico en el mundo.

Según testigos presenciales, los helicópteros Apache abrieron fuego “indiscriminadamente” sobre una zona residencial. Seis casas quedaron reducidas a escombros y algunos coches también se vieron afectados por el ataque.

De momento, no ha habido ninguna declaración por parte de los militares norteamericanos.

Sin embargo, las fuerzas militares americanas seguirán con las operaciones en Sadr City, como parte del plan de seguridad contra la crisis de las células terroristas de Mahdi envueltas en secuestros y asesinatos colectivos

Desde 2006, ya son 16.000 personas las que han perdido la vida a causa de la guerra en el país mesopotámico. Aún así, el presidente Bush pretende enviar en los próximos días 30.000 soldados más para paliar la crisis de violencia.