Mohammad Suleiman participaba en las reuniones de la calle de Virgen del Coro —uno de los puntos neurálgicos de la investigación— y conocía al Tunecino, Youssef Belhadj o Mohamed Abbas, entre otros. Según Suleiman, compartía una habitación con su hermano en esa vivienda desde junio de 2003 —y durante cinco o seis meses—.
En esa casa también ocupaban una habitación otros de los procesados, como Basel Gahlyoun, Fouad el Morabit, etc. "La verdad es que trabajaba de vigilante de seguridad y no les veía mucho [...], sé que tenían muchos amigos, pero no conozco sus nombres", matiza el testigo.
Cada uno a lo suyo
Según Suleiman, cada uno de los habitantes de la casa hacían su vida en sus habitaciones, por lo que él no percibió nada raro: "Si hubiera notado algo extraño me habría ido de la casa, porque para mí lo más importante es mi familia", recuerda.
En un momento dado, Basel Ghalyoum y el hermano del testigo tuvieron un encontronazo porque "Ghalyoum se creía jefe, y quería que siempre bajásemos la basura".
Según el testigo, cuando se marchó de esa casa en diciembre de 2003, no supo nada más de ellos.
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