El primer ministro japonés, Shinzo Abe, disolvió este viernes la Cámara de Representantes del Parlamento con el fin de celebrar elecciones anticipadas en diciembre.

El presidente del hemiciclo japonés, Bunmei Ibuki, leyó el edicto firmado por el emperador, Akihito, en el que se ordena la disolución de la Cámara Baja y la celebración de los comicios cuando aún faltaba la mitad del mandato actual.

El primer ministro anunció el martes la convocatoria de estas elecciones, que se celebrarán a mitad de mandato, y justificó la medida tras su decisión de posponer una subida del IVA prevista para 2015.

La ceremonia de disolución de la Cámara Baja, donde el Partido Liberal Democrático (PLD) de Abe cuenta con una holgada mayoría, se produjo después de que la medida fuera aprobada por la mañana por el Gabinete gubernamental y firmada por el emperador Akihito.

El primer ministro, tras reunirse de nuevo con sus ministros y miembros de su partido, tiene previsto anunciar en la tarde del viernes las fechas en la que empezará la campaña y se celebrarán los comicios.

El político conservador volvió a decir que estas elecciones son "una oportunidad" para que los japoneses refrenden sus políticas económicas, conocidas popularmente como "Abenomics", y que pretenden reactivar la economía de Japón mediante agresivos estímulos monetarios y un gigantesco gasto público.

Por su parte, los partidos de la oposición volvieron a criticar duramente la decisión de Abe, al que tachan de oportunista y que tiene solo como objetivo evitar el desgaste incipiente de su Gobierno.

Las primeras encuestas tras el anuncio muestran que el partido conservador del primer ministro contará con un enorme apoyo en estos comicios y podrá seguir con su coalición de Gobierno con el partido Nuevo Komeito.

El PLD de Abe contaba con 295 de los 480 escaños de la Cámara Baja y sus socios de Gobierno sumaban 31 diputados.

Durante sus dos años de mandato, el político conservador, de 60 años, ha conseguido mantener unos niveles de popularidad muy altos, en lo que se considera un periodo de gran estabilidad para los estándares de la política japonesa.

Sin embargo, medidas como la decisión de revisar la Constitución pacifista de Japón y sobre todo la reciente dimisión tras sendos escándalos económicos de dos de sus ministras nombradas el pasado mes de septiembre han minado los niveles de popularidad del político conservador.

Esta misma semana se publicaron los datos del producto interior bruto (PIB) japonés del tercer trimestre del año que mostraron que la tercera economía del mundo ha entrado en recesión técnica.