Zapatero pidió el apoyo de la oposición contra ETA y dijo que el Pacto Antiterrorista «obliga cuando se está en el Gobierno y en la oposición». Además, se comprometió a explicar en el Congreso «los pasos que se den para acabar con el terrorismo». «El fin de la violencia no tiene precio político», dijo. Rajoy le replicó que él es «leal» al pacto y lo acusó de «traicionar a los muertos» al permitir a ETA «regresar al Parlamento vasco». Zapatero le pidió que retirara la frase, «inaceptable».

 

Sobre financiación autonómica, el presidente dijo que pretende que el nuevo modelo sea ley en 2006. Reiteró que apoyará reformas de estatutos que, con consenso, respeten la Constitución y confirmó la reforma de la Carta Magna para 2006. Rajoy dijo que abrir un «debate sobre todo» sin una idea clara «puede triturar la Constitución».

 

Los gays y el amor

 

Zapatero reprochó al PP su postura sobre el matrimonio gay: «¿Qué clase de amor excluye a los que viven su sexualidad de modo distinto?».

 

Los políticos apenas hablaron de vivienda o de la sucesión al trono.

 

 

CiU: Duran i Lleida pidió a Zapatero un nuevo Pacto Antiterrorista «de todos» (no sólo de PP y PSOE) y lo acusó de traicionar la reforma del estatuto catalán al oponerse a la propuesta de financiación.

 

ERC: Joan Puigcercós comenzó hablando en catalán (lengua cuyo uso centró su intervención) y fue cortado por el presidente del Congreso, Manuel Marín.

 

 

 

Rodríguez Zapatero elogió el éxito del proceso de regularización de extranjeros y aseguró que «ahora hay 700.000 personas con deberes y derechos, hay orden donde recibimos desorden, no hay desastre, hay ley. No ha habido efecto llamada».

 

El líder de la oposición dijo que la regularización, más que un efecto llamada, ha sido un «auténtico trompetazo». «Es una bomba que puede estallar en las manos», afirmó, e insistió en que hay «un millón de inmigrantes» en situación irregular.

 

 

El presidente del Gobierno afirmó que los indicadores de actividad apuntan a que la economía española está creciendo «por encima del 3%». Aseguró que el paro, ahora en el 10,2%, puede llegar el próximo año «a una cifra de un dígito».

 

Rajoy reprochó al Gobierno haberse «cruzado de brazos» y limitarse a «vivir de las rentas». «Las cosas, cuando no se hace nada, tienden a empeorar», observó. Dijo que la licitación de obra pública ha caído un 51%.

 

 

Zapatero dijo que se ha restablecido la «complicidad» con Europa, que ha mejorado la relación con Latinoamérica y el Magreb y admitió que persisten «diferencias con los EE UU». Sostuvo que no habrá más intervenciones militares «de espalda a los ciudadanos».

 

Rajoy acusó a Zapatero de degradar la imagen de España en el mundo y de practicar «una política inconsecuente y tercermundista hacia América Latina, y en Europa, ruinosa». Como ejemplo, citó la retirada de Irak, llevada a cabo «de malos modos».

 

 

Un tono directo

 

El presidente del Gobierno realizó una exposición inicial de hora y media. Mantuvo un tono directo en su intervención, y especialmente en las réplicas a Rajoy.

 

Sin ironía y con dureza

 

Rajoy recurrió en escasas ocasiones a la ironía, de la que otras veces hace gala, y optó por un discurso duro y con muchas preguntas.