Lorca Planes: "Gracias D. Javier por su vida entregada"

El Obispo de Cartagena, Monseñor José Manuel Lorca Planes, agradece todas las muestras de cariño recibidas por la muerte de Mons. Javier Azagra, Obispo Emérito de Cartagena, a quien agradece "por su vida entregada".
Monseñor Lorca Planes
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DIÓCESIS
Monseñor Lorca Planes

El Obispo de Cartagena, Monseñor José Manuel Lorca Planes, agradece todas las muestras de cariño recibidas por la muerte de Mons. Javier Azagra, Obispo Emérito de Cartagena, a quien agradece "por su vida entregada".

"Es un momento triste el que está viviendo la Iglesia Diocesana, hace pocos días estábamos viviendo con lágrimas en los ojos el dolor por la muerte de los 14 fallecidos en el accidente de tráfico en Cieza, fue un hachazo, un momento dramático* y hoy, Día de la Iglesia Diocesana, D. Javier ha partido junto al Padre".

"Ha terminado ya su peregrinación, ya se ha presentado ante nuestro Señor con las manos llenas de nombres y con el deber cumplido. Con las manos llenas de nombres porque ha sido un hombre que no ha atesorado más que cariño y amistad, y por la cantidad de gente a la que ha ayudado, porque me consta la generosidad y la caridad con la que vivió D. Javier", continúa.

Fue llamado por Dios y ha sido un hombre de una palabra: hacer la voluntad de Dios. Cercano, amable, entrañable* un hombre de Dios para todos. Y es que, prosigue su escrito, "ha dejado tras de sí unas huellas profundas e imborrables que apuntan al corazón, sus obras nos han quedado y nos hablan de los necesitados, de los jóvenes -con los que tuvo un feeling enorme-, de la evangelización y de la caridad".

"Se ha asido fuertemente a las manos de la Virgen María, se le veía rezar con muchísima devoción el Santo Rosario y hasta el final de su vida le ha ofrecido todo su cariño a nuestra Señora. Ha gastado su vida en el servicio: siempre atento, siempre disponible, siempre alegre y optimista".

Siempre se encontraba "entre bien y muy bien", aunque estuviera postrado en la cama. Cuando le pregunté, en los últimos momentos de su vida, "D. Javier, ¿le duele algo?" Su respuesta fue: "todavía no". En esta etapa de ancianidad y enfermedad ha sido un enfermo obediente y dócil, señala Monseñor Loca Planes.

Mientras ha podido ha sido un gran colaborador: atento, disponible, leal, generoso, e incansable. "Le debo mucho y soy afortunado por el cariño que demostró hacia mi persona y hacia todos los curas, estaba cercano a todos y nos escuchaba a todos con una generosidad muy grande". Ordenó a 147 sacerdotes diocesanos, entre los que me encuentro, y a 15 religiosos, recuerda.

Tras lo que pide que en todas las parroquias se celebre una misa funeral por el alma de D. Javier. "Que Dios le tenga a su lado y sea misericordioso con él. Esta Iglesia de Cartagena tiene memoria y le estaremos muy agradecidos. Gracias D. Javier por su vida entregada".

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