Así lo demuestran los últimos datos del INE, que revelan que casi 1,2 millones de niños de 10 a14 años –el 57,7%– disponen de móvil. Y a estas tempranas edades son claramente las niñas las que más lo utilizan: lo hace el 63,2%, frente al 52,4% de los niños. Es el resultado de un notable aumento registrado en los últimos años, ya que en 2004 era un 45,7% de los menores de 10 a 14 años los que disponían de un celular. Por autonomías, las más avanzadas en este capítulo son Madrid, Extremadura, País Vasco, Aragón y Navarra. Cataluña y las Baleares, en cambio, ocupan las últimas posiciones, muy lejos de la media española.

Con todo, es en el grupo de jóvenes entre 16 y 24 años donde es prácticamente imposible encontrar a uno de ellos que no tenga móvil, pues sólo dos de cada 100  de ellos no tienen  terminal.

Un apetecible nuevo mercado

Los móviles para niños se han constituido en un nuevo negocio por explotar para las operadoras. Tanto Movistar como Vodafone se han decidido a lanzar unos terminales propios de aspecto infantil y de fácil manejo. Movistar fue el primero en hacerlo, por medio de un acuerdo con la cadena de juguetes Imaginarium. Vodafone se unió a esta iniciativa poco después y lanzó una serie de modelos de la mano de Disney para incluir en los terminales a sus personajes animados.

Los padres deben elegir

José Chamizo,  Def. del menor, Andalucía.

Los teléfonos móviles todavía se escapan del control a posibles abusos a los menores, como el acoso sexual, ya que no existe una normativa que regule su uso y pueda prevenir esta clase de delitos. Debería existir una regulación por decreto impulsada por el Gobierno central, aunque estamos seguros de que se encontrará un camino para su regulación. Aunque en Andalucía todavía no hemos recibido denuncias de casos de acoso sexual a través del móvil, en los últimos tiempos sí que se han gestionado unas diez denuncias de acoso escolar por este medio.  Los teléfonos  móviles son una buena herramienta para tranquilizar a los padres, aunque también se ha podido comprobar que su uso dentro de las clases puede convertirse en un problema. Son los padres los que deben elegir si su hijo debe tener  móvil o no. Además, hay que escuchar más al menor, saber lo que quiere y no censurarle sin más.