En un plazo de alrededor de un mes, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, tiene previsto tomar una decisión sobre "cómo orientará" la legislatura o si se decanta por adelantar las elecciones.

Ante unos eventuales comicios anticipados, el presidente catalán contempla la posibilidad de concurrir en solitario y sin lista única ante el rechazo de ERC, como sugirió este viernes el portavoz del Govern y conseller de Presidencia, Francesc Homs.

"Antes de final de año tendremos que saber si orientamos las cosas hacia aquí o hacia allá. No se trata de ir pasando los días deshojando la margarita, sino de invertir un mínimo de tiempo necesario, un mes más o menos", explicó. El conseller reconoció que con el "impulso que da el 9-N", antes de final de año se sabrá "cómo se orientan las cosas desde el punto de vista de las preguntas más operativas que hay sobre la mesa, porque las preguntas más de fondo ya tienen respuesta. Es un proceso sin marcha atrás".

Por ello, tras la reuniones de Mas con los partidos soberanistas y el PSC el jueves, la estrategia pasará en los próximos días por hallar el "denominador común" con esas fuerzas, además de sondear a representantes de la sociedad civil, agentes sociales y patronales.

Homs apuntó este viernes que no tiene sentido alargar la legislatura "sin contenido" e incluso ha sugerido que, en esas posibles elecciones anticipadas, Mas estaría en condiciones de presentarse sin lista conjunta con ERC. "Por supuesto", ha aseverado Homs.

Los republicanos insisten en que una lista unitaria no es la mejor fórmula y apuestan por pactar acuerdos programáticos, como ha reiterado el portavoz de ERC en el Congreso, Alfred Bosch, que ha apostado por aprovechar el "desconcierto" en el Estado tras el 9-N.

Pero desde Unió, Josep Antoni Duran Lleida dijo que, "de entrada, no ve" ese avance electoral, y ha reclamado "saber por qué las quieren avanzar los que lo proponen", mostrándose asimismo muy crítico con ERC: "La independencia es respetable; el populismo no".

El democristiano ha cargado además contra la posible querella contra Mas, que ha calificado de "gravísimo error" que generará, ha dicho, "más irritación", mientras que el Govern se muestra "absolutamente tranquilo", según han dicho Homs o la vicepresidenta Joana Ortega.

A eso ayuda la división evidenciada este viernes por la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ante la presentación de la querella, en una junta extraordinaria forzada por un grupo de fiscales reticentes, que concluyó sin acuerdo.

Según han informado fuentes judiciales, la reunión, que duró más de dos horas, se celebró en la sede de la Fiscalía Superior, a iniciativa de los fiscales que plantean dudas sobre la base jurídica para presentar la querella contra Mas por las posibles responsabilidades penales derivadas del 9-N. En todo caso, el debate suscitado en la junta no impide que, paralelamente, los responsables de la Fiscalía Superior de Cataluña puedan seguir adelante con la querella.

En este contexto, el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, aseguró que TSC tendrá que estudiar lo ocurrido el 9-N, independientemente de que actúe o no la Fiscalía de dicha comunidad, dado que el proceso participativo "está ya en los tribunales llevado por los ciudadanos". Torres Dulce recordó que, antes de la consulta, los fiscales decidieron que había indicios racionales de delito, aunque optaron por no adoptar medidas cautelares.

El Gobierno, por su parte, aseguró este viernes que "respetará la actuación de la Fiscalía", a la que corresponde determinar si hubo delito en el 9-N, según declaró la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que ha insistido en que es "autónoma". "En España, la defensa del Estado y de la legalidad en el ámbito penal la lleva a cabo la Fiscalía y respetamos su criterio, pues a ellos (los fiscales) les corresponde determinar si se ha producido o no actuación contraria a la ley y constitutiva de delito", dijo.