Lo más solicitado por los estudiantes son clases de dos asignaturas, un total de cuatro horas a la semana. A más horas o materias, la factura sube por encima de los 230 euros mensuales.

La demanda en las academias crece en torno a un 20% en la recta final del curso,  según sus responsables, que destacan, sin embargo, que no existen los milagros de última hora. «Aprobar todo al final es muy complicado si no se ha hecho un trabajo previo durante todo el curso».

Más de 63.000 estudiantes de secundaria y bachillerato aragoneses se enfrentarán el mes que viene a los exámenes de fin de curso. Estos dos grupos, además de los universitarios, son los que más clases reciben, sobre todo de matemáticas, física, química y lengua.

Alumnos desmotivados

Según los docentes, con tan poco margen de tiempo sólo se pueden recuperar dos o tres materias. «Siempre tenemos rezagados que esperan a última hora, pero lo tienen muy difícil», explica Víctor García, presidente de la Asociación de Academias Privadas.

Las academias destacan la escasa motivación con la que llegan los adolescentes a las clases de repaso y señalan que una quinta parte de sus alumnos decide tirar la toalla antes de final de curso. «Vienen sin interés y con muy pocas ganas de trabajar», coinciden los docentes.

Los centros de estudios ya están preparando su oferta para el verano, con cursos intensivos que costarán, como mínimo, cien euros al mes por una hora diaria de clase.

El profesor particular, más caro

Muchos jóvenes prefieren recibir las clases en casa y contratan a un profesor particular. Es la opción más cara, ya que estos profesionales cobran unos 12 euros la hora, por lo que los alumnos pagan cerca de 200 euros por cuatro horas semanales. Las academias denuncian la competencia desleal de estos profesores y destacan que no ofrecen garantías.