El obispo de Segovia, Monseñor Ángel Rubio, ha ensalzado a Santa Teresa de Jesús como un "prototipo femenino y de plena actualidad", con conciencia del papel primordial que la mujer está llamada a desempeñar en el mundo y en la Iglesia, lo que le llevó a denunciar en su tiempo la discriminación de la fémina en lo eclesial y en lo civil.

El prelado recuerda en su carta pastoral que a la Santa le tocó vivir rodeada de hombres a pesar de ser monja de clausura y estar consagrada exclusivamente al amor de Dios, primero en su hogar familiar, en el que tuvo que moverse en un ambiente de fuerte predominio varonil tras quedar huérfana de madre, y después en el ámbito eclesial.

Según indica, para la fundación de la orden religiosa se vio inducida a buscar hombres, a los que instruyó, orientó, ayudó y hasta les prestó las primeras constituciones, de ahí que su relación con los Carmelitas se prolongue hasta hoy.

Rubio señala que Teresa era una mujer "hecha y derecha", además de sensible, generosa, sacrificada, culta, profundamente religiosa, cabal y austera, y valora su humanidad. Al respecto, manifiesta que es prototipo de persona atrayente y que conquista el mundo con su simpatía universal.

Para Monseñor Ángel Rubio, Santa Teresa de Ávila afirma la superioridad de la mujer sobre el hombre en órdenes tan importantes y tan precisos como el conocimiento profundo de la mujer misma, y también el de mayor actitud para la oración.

"Hoy que está de actualidad lo femenino en plan polémico y con trascendencia social evidente, volvemos los ojos a este prototipo. La mujer de hoy encuentra en Santa Teresa la expresión muy alta de todos los valores femeninos: delicadeza, regularidad vital, profundidad de sentimientos y sensibilidad exquisita, creatividad insospechada. Sin las taras de lo artificioso, inmune al capricho en que estos suelen diluirse. Ella alcanzó las metas más altas", afirma

El prelado añade que Teresa de Jesús no se casó, pero que fue capaz de elevar el concepto de matrimonio al grado más eminente de la vida mística, tomando de este estado el símil más sublime y adecuado para expresar al relación del alma con Dios.